Destino implacable
Capítulo 15 Pavimentando el camino…
Con
la llegada de su hermano y los tres funcionarios públicos provenientes de
Santiago y de Punta Arenas. La dueña de los pozos comenzó recién acariciar el
sueño y anhelo de volver a tener lo que en otra vida le fue negado.
Estaba
claro que esperar toda una vida anterior y parte de esta. Que ya iban 36 años
siendo paciente por así decirlo y sin perder la esperanza de que volvería a
reunirse con la mujer que amó en su anterior vida como Arlyn.
¡Quizás
la hubiesen tildado de loca! Y como no y es que había que estarlo para
pretender creer que ello se cumpliría tal cual lo deseaba. Había gastado esos
36 años sin jamás enamorarse de persona alguna. Solo asuntos pasajeros de una
salida en sus tiempos de adolecente y alguna cosa loca en tiempos de
universidad, pero fuera de ello. Nada.
Y
es que había que ser ¡Muy bueno! No en el sentido físicamente hablando sino que
en todo su junto como para siquiera deslumbrar en algo a la joven Pedrales.
Mejor dicho ¡agallas!, ¿qué le puedes ofrecer tú a una mujer como ésa? Tiene de
todo…Belleza, educación, poder, riqueza, tierras, títulos y bienes por montón.
¿Carácter?...Ni en sueños, ella de por sí, ya era una mujer tildada de
tremenda. ¿Qué podrías ofrecerle?
¿Amor?...
¡Quizás! si tan solo pudieres ser mejor que su gran y viejo amor. Tendrías que
haber nacido calcado a quién fuese Anaí en la otra vida. Porque esa mujer solo
tenía corazón para una sola persona y la prueba de ello, es que cerró con
cerrojos su propio corazón a la espera de su viejo y magro amor. ¿Ridícula por
hacer eso? ¡Tal vez! Pero cuando se ama y se cree y se vive con la esperanza
más grande de todas ¿Quién puede cambiar de opinión? Dicen que el amor es el
sentimiento más fuerte, noble y capaz de todos. Él único capaz de obrar un
verdadero milagro y de soportar tantas y tantas cosas. Que se hace casi una
epopeya de ello. ¿Quién ha amado verdaderamente sabrá lo que vive Ariza
Pedrales?...Lo demás, ni se aproxima.
No
podía negar que se puso ansiosa por unos momentos porque deseaba acortar el
tiempo lo más aprisa que se pudiera y ya estar preparando todo por traer
consigo a su Romí, pero debía esperar más. ¡Aunque se hubo esperado 36 de su
vida! ¿Qué era unas horas más? Un pelo de un gato.
Antes
de ir al encuentro de su hermano e invitados. Abrió su armario y sacó otra
blusa de seda porque la que tenía puesta la sentía mal. Tomó una blanca los que
combino con sus pantalones negros y botas café y una casaca del mismo color de
mangas cortas. Una vestimenta apropiada para salir a montar ¡Típico de los
estancieros!
Una
vez lista, dejo su habitación para dirigirse hacia uno de los despachos de la
planta baja que era el más amplio y acondicionado para reuniones de un carácter
importante; comercial o de negocios. Aunque esta vez, era más relevante que
aquello. Era el tema principal. Su esposa.
Al
entrar a dicha habitación fue recibida por su hermano mayor, que estaba
sirviendo unas copas de whisky a los demás.
─
¡Disculpa la confianza mí querida hermana! ─ se apresuró en decir Marcial,
acercándose a ella y besando su mejilla.
─
Solo la familia puede tener esa confianza, hermano mío ─ mencionó Ariza con una
suave sonrisa y viendo a los presentes, añadió. ─ ¡Buenas tardes a todos! ¿Cómo
estuvo el viaje de Santiago hasta acá?
Los
tres hombres se levantaron al mismo tiempo para saludar a la dueña de casa y
del mismo modo quedaron impactados por la belleza de esa mujer morena, su
porte, elegancia, el poder y sensualidad que de ella emanaba. ¡Quedaron
pasmados con su belleza! Era una fuera de todo tipo de planteamientos,
admiración y análisis porque definitivamente tenía una belleza inusual. De esa
casi salvajes comparándola como la belleza que suele tener una pantera negra,
perfecta. Así concluyeron los tres hombres. Una mujer única.
La
propia Ariza, ni se inmuto ante el asombro de los hombres sino que lo sumo a
tantos de sus admiradores. Sabía muy bien lo que provocaba en las personas y
cómo mucho de ellos deseaban poseerla o ser sus dueños. Pero ahí estaban
rotundamente equivocados porque ella no podía ser comprada, sometida y mucho
menos subyugada por mujer u hombre alguno. Y es que nadie podía ser su dueña
dado que ella no estaba al alcance de la mano de nadie porque Arlyn o Ariza, ya
pertenecía a un solo corazón y ese era precisamente al que unió su vida
anteriormente. Solo esa persona podría someterla y avasallarla las veces que
así le diera en gana.
La
fidelidad era un asunto muy delicado entre los gitanos al igual que el sentido
de la pertenencia. Por lo tanto, una vez que se unía a una pareja de esa
estirpe nada puede romper el vínculo que se formó, salvo el término de la vida.
Al
igual que suele pasar entre algunas especies de aves. Ellos unían su vida a un
único ser y era de por vida. Y más tratándose de una promesa que se hizo ante
su creador y que fue quebrantada en su esencia.
Y
es sabido que un gitano jamás consentirá un hecho de esa naturaleza. Es una de
las mayores ofensas y humillaciones que pueden sufrir. Por eso la obstinación
en hacer cumplir sus votos porque no tendría justificación valida ante su
pueblo y no tendría descanso hasta cumplir con traer de regreso a su esposa o
quitarle la vida. Es así el dictamen de la ley de su pueblo. Dos caminos a
escoger para bien o para mal y estaba más que claro que para una mujer como
Ariza, que su ego iba a predominar ante todo mucho más que su corazón. Así fue
criada y así, aceptaba el cumplimiento de la ley que la regía, aunque fuese en
otro tiempo el que estuviese viviendo. Ella estaba arraigada a esas tradiciones
y difícilmente pudiese o quisiese escapar. Solo tenía un propósito en la vida y
era buscar a su esposa y traerla de regreso al precio que fuese.
¿Tendría
ella corazón para quitarle la vida a la mujer que tanto ama? Por el simple
hecho de su rechazo ¿Sería capaz de llegar a una instancia como esa? Eso solo
lo sabía la propia Ariza. No obstante a esto último, todas sus acciones
apuntaban en una sola dirección. Amor!
─
¡Buenas tardes! ─ saludaron los tres hombres sin dejar de verle.
─
¡Por favor vuelvan a sus asientos! ─ invitó Ariza cordialmente. ─ El viaje es
muy largo y por ello, les preguntaba. Tenemos una zona de muchos contrastes en
lo tocante a vientos y climas.
─
Así lo note ─ dijo Campos y quién como muchos, se acercó y tomando la mano de
la estanciera entre las suyas, la beso a la usanza antigua de protocolo de
caballeros.
─
Hermana, antes de proseguir con tan grata conversación te quiero presentar con
los señores que tan gentilmente accedieron en acompañarme. ─ interrumpió
Marcial e indicando con su mano a los presentes, procedió a nombrarlos. ─ Quién
ha besado tu mano es el delegado del ministerio de relaciones exteriores,
Campos Oñate, a su lado derecho Don Carlos Zañartu fiscal enviado desde la
corte suprema y quién se nos unió en el aeropuerto de Punta Arenas, Gustavo
Mindrovk, funcionario especial del registro civil, a quién tu mandarás a llamar
directamente.
─
Un gusto en conocerlos señores ─ indicó educadamente Ariza con un gesto de
amabilidad acompañada de una sonrisa de esa perfectas para la ocasión. ─ Desde
ya les agradezco la gentileza en venir desde tan lejos a mis tierras y
constatar por ustedes mismo lo que aquí está sucediendo.
─
El gusto es nuestro. ─ indicó Campos Oñate, siendo bien zalamero porque se
notaba que estaba babosa por aquella mujer y poco lo disimulaba. ─ Haríamos el
viaje cuantas veces fuese necesaria por ayudarle.
Tanto
Ariza como Marcial, se quedaron viendo con disimulo y no evitaron sonreírse
para sus adentros. Sabían perfectamente hacia donde se encaminaba tanto
entusiasmo y a ellos les servía para sus propósitos.
─
A diferencia de mi acompañante que está eufórico y con el debido respeto, digo
esto ─ aclaró Carlos Zañartu. ─ El tema es delicado al punto de ponérseme en
antecedentes que ha habido violencia hacia su persona y por ello, he sido
designado. Dado que el tema no es menor por tratarse de usted, la hermana de
Don Marcial aquí presente y íntimo amigo de mucho de los ministros de la corte
suprema. Por lo que, se debía atender con la mayor brevedad posible y poner en
antecedentes a Santiago.
─
Comprendo y nuevamente le reitero mi gratitud ante todo ─ señaló perspicazmente
Ariza. ─ El sentido de la justicia es lo que me llevo a solicitar a Marcial,
protección y esclarecimiento de los hechos para tomar medidas al respecto.
─
Sin duda que está en todo su derecho ─ concordó plenamente Zañartu. ─ por ello,
nos gustaría que nos refiriera todo lo acaecido y pruebas que respaldasen los
hechos y fuesen primordiales a favor suyo.
─
Desde luego ─ repuso Ariza y antes de
comenzar, se dirigió hacia el otro funcionario. ─ Estimado señor Mindrovk el
tema que debo tratar con usted es de suma importancia y es aparte de toda esta
incómoda situación. Si gusta puede esperarme a que finalice esta reunión y
poder platicar sobre lo pertinente a lo que fue enviado.
─
No faltaba más. ─ respondió éste.
─
Deme unos momentos para solicitar a uno de mis empleados que le acompañe a
visitar las dependencias mientras resolvemos este tema en particular ─ indicó
Ariza y antes de terminar de hablar, ya se abría la puerta del despacho. ─ Por
favor, Manuel. Acompaña al señor Mindrovk y atiéndelo como es debido. Es
importante para mí.
─
Como usted mande, patrona ─ contestó Manuel. ─ ¡Por favor, tenga la amabilidad
en seguirme y le muestro el lugar.
─
Después de usted ─ dijo Gustavo e inclinando su cabeza hacia la dueña de casa. ─
Nos vemos más tarde.
─
Por supuesto no le quepa la menor duda. ─ convino Ariza.
Luego
de cerrarse la puerta detrás de los dos hombres, la dueña de la estancia los
pozos. Quedo viendo un segundo a su hermano y comprendió al instante el
mensaje.
─
Señores, hubiese querido que todo esto no hubiera pasado a mayores, pero es
difícil para mí vivir en tranquilidad después de las agresiones que he sido
objeto de parte de los funcionarios de Enap ─ Comenzó con los descargos Ariza y
acercándose a su escritorio y tras sacar, unos documentos de uno de los
cajones, procedió con la narración de los hechos. ─ Como ustedes habrán
constatado al ingresar a mi estancia y como prueba de lo que estoy hablando es
verídico, son la destrucción que sufrieron los portones por parte de la
Señorita Marcela Paredes (entregando dichos documentos y fotos probatorias) y
delante de ustedes pueden comprobarla denuncia que ya había efectuado
anteriormente en contra de esta funcionaria.
Además,
también están las amenazas que fui objeto hoy por otro de sus empleados Héctor
Cárdenas, delegado de RRHH de la petrolera y que bajo las órdenes de la oficina
central y con el visto bueno del señor Alejandro Miranda, procedió a ingresar a
mi propiedad con la demanda de abrírseles los portones e ingresar a sus funcionarios.
En
estos documentos, se deja esclarecido que como estancieros tenemos acuerdos
firmados ante juzgados de letras, cámara de comercio y un decreto firmado por
el entonces presidente de la república señor….
Esto
les reafirma a ustedes, que no he infringido la ley sino he velado por mis
derechos al ser pasados a llevar por la empresa estatal.
En
estos momentos he hecho venir al teniente Espíndola a mi hogar para constatar
lesiones, daños y colocar una nueva denuncia por abuso y difamación por parte
del señor Miranda en mi contra en el palacio de gobierno en Santiago.
Este
hombre se ha servido de otros subalternos para manipular la situación y ha
puesto en mi contra a una persona que debiera estar ajena a toda discusión y
extorsión de su parte como de los intereses de la estatal.
No
le ha importado rebajar a dicha persona en su integridad sino que le ha privado
de su libertad al punto de aislarla en un principio dentro de las inmediaciones
del campamento y sobre su soberbia ha llegado a instancias mayores de aislar en
San Gregorio a esta funcionaria. Siendo paupérrimas las condiciones en que
estuvo encerrada afectando su salud física como la Psicológica.
He tenido que comprobar por mí misma la
fragilidad en la que se haya al punto de temer por su tranquilidad dado que
permanece bajo unos términos dudosos sometida a un régimen laboral de un años
sin mayor distracción que no sea su trabajo. Como ustedes comprenderán que es
impropio por salud mental mantener a un empleado bajo tal presión por algo
existen los roles de trabajo de una empresa tan connotada como es Enap y el
desprestigio en que estaría cayendo al pasar por los derechos elementales de
dicho trabajador y que dicho sea de paso, tiene una gran relevancia para mí
este asunto dado que esta persona está profundamente ligada a mí y es por ello,
que estoy velando por sus intereses.
Verán
por sí mismos que no hago más que velar por mis intereses sin ir en desmedro de
dicha compañía. No obstante a ello, no puedo dejar pasar estos sucesos que han
logrado vulnerar mi paz, intereses comerciales en la constante pérdida de mi
ganado a manos de funcionarios de la estatal y de los perjuicios que he sido
objeto con el daño a mi propiedad.
Y
sumado a todo ello y a las pruebas que acompaño, también está el agravante que
tengo la convicción de que se me quiere expropiar mis tierras y por ello, están
buscando resquicios que les permitan usarlos como atenuantes en mi contra y
así, proceder el gobierno ha una resolución de esa envergadura, privándome de
mi patrimonio sin derecho apelación. Por esta razón, me he visto en la
necesidad de buscar respaldo inmediato con el embajador Español como también en
asesorías en litigios internacionales ante la OEA o la OTAN, a la cual
pertenece España, mi segunda nacionalidad y por derecho me asisto de ella.
Como
dije anteriormente, no hubiese querido llegar a estas instancias pero la
salvedad de mi patrimonio lo requería ─ Concluyó aplastantemente Ariza, dejando
todas las pruebas en manos de los funcionarios públicos.
─
Es simplemente lamentable está situación ─ indicó Campos Oñate. ─ Dado que al
estado chileno no le será nada grato ir a un litigio internacional y sentaría
precedentes para los demás inversionistas extranjeros.
─
Es por ello que hemos tomados la decisión de solicitar una visita inmediata al
lugar de los hechos y salvaguardar la integridad de mi hermana como su
patrimonio. ─ aclaró Marcial y entregó de su parte un informe de ciertos
balances. ─ Esto les puede dar una noción de lo que está en juego y que atañe a
mi familia y las inversiones hechas en este país. De seguro ustedes nos
encontraran la razón de por qué hemos llegado a estas instancias.
Tras
examinar estos nuevos documentos, la cara se les cayó a los dos funcionarios y
tragaron saliva con dificultad.
─
Por supuesto, hubiese hecho lo mismo que ustedes ─ concordó Campos Oñate. ─
Nuestro gobierno no se puede permitir perder unos inversionistas como lo es su
familia.
─
Tratamos de ser lo más imparciales posibles, pero el interés familiar y
económico está por sobre toda discusión por ello de nuestras acciones ─ dio la
estocada final Marcial. ─ De no haber un deslance favorable, nos veremos en
obligación de cesar todo tipo de acuerdos con el estado chileno e interponer
una demanda a través del gobierno español. Además, de clausurar todo negocio en
el país en forma inmediata.
¡Si
de presiones se trata! ¿Quién dijo que los más poderosos no abusan? He aquí la
prueba de que muchas cosas se hacen a puertas cerradas y los acuerdos son
dantescos. El poder solo corrompe al poder y la riqueza es corrompida por la
codicia. Es una simbiosis de sedición nada más.
Ambos
funcionarios quedaron de piedra al oír los términos finales del empresario.
Estaba claro y más que claro que no estaba jugando y tampoco se iba con rodeos.
Y es que estaban hablando de millones de dólares puestos en la banca de
comercio y bancaria, ciento de empresas con un capital que le quitarían la mitad
de la deuda del país. Un golpe muy bajo sería dado ya que la familia de
Pedrales era numerosa y sumado a ello, todos inversionistas en áreas
alimenticias, pesca, minería, salud, educación, comercio, retail, industria,
agricultura y ganadería. ¡Así quién puede con un retiro masivo de fondos!
─
Don Marcial ─ se dirigió el propio Zañartu al ver la magnitud del asunto. ─
Tiene mi palabra que daremos cuanto esté en nuestro alcance por dar una
solución favorable a su petición.
─
Pero nosotros no hemos presentado aún una petición. ─ interrumpió Marcial. ─
solo hemos puesto los antecedentes del caso y en relación a ello, quién tiene
que solicitar algo aquí, es mi hermana Ariza. ¿No les parece a ustedes? Es la
mayor perjudicada con este atropellamiento por parte de Enap.
─
Sin duda ─ concordó Campos Oñate. ─ diga usted, señorita Pedrales ¿qué solicita
al estado chileno?
La
aludida en cuestión, alzó el mentón triunfante porque los tenía donde quería y
bastó que su hermano pusiese un punto más a su favor y el resultado a pos fuese
lo que estaba esperando; más bien dicho, mejor de lo que esperaba.
─
El asunto es muy simple ─ señaló Ariza con soberbia. ─ Quiero un acuerdo
firmado desde Santiago en que Enap, queda impedido de ejercer cualquier poder
sobre la persona de mi esposa y que ella me sea devuelta a la brevedad posible.
─
¿Esposa? ─ preguntaron los dos con cara de interrogación y descolocados por
completo.
─
Así es, lo que han oído señores, esposa ─ aclaró seria e inflexible Ariza
Pedrales. ─ Ella es la persona de quién hice alusión anteriormente y la razón
por la que la estatal trata de pasar a llevarme bajo sucias tretas y artilugios
legales de los cuales se está valiendo en este momento.
─
¿Ella es una funcionario de Enap? ─ preguntó Zañartu.
─
Así es ─ fue el turno de Marcial de intervenir. ─ Una funcionaria que se
integró hace muy poco a dicha compañía pero que al saberse el vínculo con mi
hermana se han valido de ello para enfrentarlas y sacar provecho de todo del
asunto. Tal como les mencioné anteriormente para nosotros la familia es ante
todo y en todos nosotros en sí, hemos decidido respaldar las acciones de Ariza
y de su esposa al precio que sea.
─
Veo que el asunto es más sentimental que nada ─ supuso en voz alta Zañartu.
─
No sé equivoqué usted en eso ─ corrigió tajantemente Marcial. ─ Aquí estamos
hablando de mucho más que un tema sentimental como usted insinúa. Sino que
estamos en presencia de confabulación, daños materiales y amenazas reiteradas
en contra de mi hermana y sin mencionar todo lo que atraviesa mi cuñada. Es un
vejamen someterla a ese tipo de situaciones y hablar tan a la ligera de su parte me da a entender que no hemos
actuado mal en buscar instancias mayores. Usted no solo ofende el honor de mi hermana
sino que a toda nuestra familia, señor Zañartu y le obligo de inmediato que se
retracte de sus palabras ante mi hermana.
¡Un
llamado de atención! No. se nota que no fue así, porque ya hemos dicho que para
un gitano la familia y el honor está más allá de cualquier cuestionamiento. En
otros tiempos lo hubiesen solucionado de otra forma, duelo posiblemente, más
hoy es otro cantar y se toman acciones más drásticas.
─
¡Disculpe usted! ─ respondió de inmediato Carlos Zañartu. ─ He sido
desconsiderado con usted, señorita Pedrales. No fue mi intención ofenderla.
─
Pero lo hizo ─ recalcó sin miramientos Marcial, que no perdonaba una afrenta
como esa.
─
Lo sé y he ido lejos con este comentario ─ se excusó el fiscal. ─ Quisiera
explicar en parte mis dichos y se refieren que creí o supuse que eran algo
superficial para involucrar todo el aparataje que se ha hecho. Pero comprendo
porque para ustedes no es un tema de bajo perfil.
─
El desconocimiento y la falta de empatía que suelen tener las personas hace que
difícilmente se puedan poner en el lugar de otros. ─ enrostró esta vez Ariza,
demostrando con ello, que el proceder del funcionario había sido grosero y mal
visto por ambos hermanos Pedrales. ─ No obstante, mantengo mi posición en
solicitar un acuerdo con el gobierno central, ya sea estado, justicia u otra
instancia y que se me reponga el legítimo derecho de pedir el regreso de mi
esposa y una compensación económica por todo daño y sean privados del deber que
los asistían laboralmente hablando. Si ustedes cumplen con este requerimiento,
mi familia y yo, retiraremos la demanda presentada ante la embajada española y
las demás entidades de litigio. Está en sus manos que esto no pase a mayores.
─
Me comprometo en ello apenas llegue a Santiago ─ repuso Zañartu tras el impasse
con los hermanos. ─ No sin antes telefonear a mi superior de lo sucedido en
este lugar.
─
De mi parte ─ fue el turno de Campos Oñate. ─ entregare los antecedentes de
inmediato apenas pueda llegar a Punta Arenas.
Una
vez obtenido el compromiso de ambos funcionarios, fue el propio Marcial, que
hiso las paces con ambos y los invitó cordialmente a hospedarse en la casa de
la estanciera como sus huéspedes. Una vez que se acepto la invitación fueron
llevados de plano a sus aposentos, mientras que ambos hermanos quedaron
platicando un poco más del asunto.
─
Ahora es el turno del funcionario del registro civil ─ indicó Marcial a su
hermana. ─ Debes tener esa unión ya celebrada para cuando estos hombres
regresen a Santiago.
─
Descuida que la tendré ─ mencionó positivamente Ariza. ─ No en vano he ofrecido
cancelar sus honorarios al triple con tal de que se celebre mi compromiso con
Bianca, en cuanto ella llegue a la estancia.
─
Has de saber que nuestros padres y hermanos vienen en camino ─ puso al tanto
Marcial. ─ y tú bien sabes lo que ello significa. La ley es la ley, hermana.
─
Lo tengo muy claro ─ respondió seca Ariza, que sabía a lo que se exponía de
fracasar. ─ Esta vez cumpliré con mi obligación y salvaré el honor de mi esposa
y el mío.
─
Que sea así entonces hermana mía ─ respaldó Marcial. ─ Tendrás todo mi apoyo y
me pongo a tus órdenes para resguardar a tu, Romí. No dejaré que la utilicen del modo que lo han
hecho. Yo arreglaré esta afrenta y a
partir de hoy devolveré golpe tras golpe que te han dado a ti y a Bianca.
─
Marcial ─ murmuró pensativa Ariza.
─
Te ruego que no digas más ─ reprendió su hermano. ─ Es mi derecho como tu
hermano mayor y cabeza de esta familia.
─
Sea así como tu digas ─ secundo por primera vez Ariza en lo que va de su vida.
Ella no estaba por sobre las leyes de su pueblo. ─ Solo hay una persona que
debes dejar libre y de quién yo me ocupare personalmente.
─
¿De quién se trata? ─ preguntó Marcial.
─
De mi rival ─ masculló entre dientes Ariza. ─ Marcela Paredes.
─
¡Hazlo entonces! ─ instó Marcial. ─ No dejes cabos sueltos que hagan que seas
separada de tu esposa. Tienes mucho que perder si llega a suceder.
─
Eso no sucederá ─ refutó molesta Ariza. ─ Soy gitana y la pasión de mi sangre
prevalecerá esta vez. Bianca Rangel, no
escapará de mi otra vez. ¡Lo juro!
─
Tu familia estará contigo en todo momento ─ expresó Marcial, tomando de la mano
a su hermana y añadió. ─ ¡Líbrate de la deshonra que pesa sobre ti! Cierra el
ciclo del pasado recuperando lo que te fue arrebatado y consuma tus derechos.
─
Es precisamente por lo que he esperado pacientemente todos estos años y no
permitiré que la historia se vuelva a repetir. ─ señaló Ariza, depositando un
beso sobre la mejilla de su hermano y continuó. ─ Marcial, soy una mujer que
aprendió por la fuerza de sus errores y hoy me estoy jugando la vida al traer
de regreso Anaí a casa. No cederé ni un milímetro en mi decisión y no
descansaré hasta que ella vuelva a ocupar su lugar a mi lado bajo el mismo
manto de estrellas que desdeñó en el pasado. Y no porque exista otra mujer en
su vida, daré pie atrás. Bianca, no tiene más opción que unir su vida a la mía
nuevamente y sólo ahí descansaré y bajaré la guardia. Entonces, volveré a ser
la mujer que una vez fui con ella. Arlyn, su amante esposa.
─
No sabes el orgullo que corre por mis venas al oírte hablar de ese modo ─ acotó
Marcial a lo expuesto por su hermana. ─ De saber que por fin tendrás el derecho
de ser feliz junto a tu esposa. Que dejarás atrás el dolor, la vergüenza y la
deshonra que te sometieron en la otra vida. Ella debe enmendar su error y es
algo que la familia le exigirá de inmediato. No obstante, ninguno de nosotros
no hará nada o dirá algo hasta que seas tú, quién exija de ella lo que dicte tu
corazón y respetaremos tu decisión como tal. Tendrás un solo día para ponerla
al tanto y decidir qué harás tú, sobre
tu Romí.
─
Yo tengo muy claro lo que debo hacer, hermano ─ respondió a lo dicho por él. ─
Bianca es solo de mi incumbencia y asumiré todo junto a ella como siempre lo
hice ya en el pasado.
─
¡Ariza! ─ murmuró Marcial porque vio en el semblante de su hermana esa
determinación y optó por no decir más sobre el asunto. ─ ¡Entonces busquemos a
ese funcionario del registro civil!
─
¡Acompáñame! ─ solicitó Ariza y tomándolo del brazo, salieron juntos en busca
del hombre. ─ Hace mucho tiempo que no tenemos la instancia de caminar juntos y
disfrutar como cuando éramos niños.
─
Nos hemos vuelto personas muy ocupadas y abocadas en nuestros negocios que
olvidamos la fuente del reposo que debemos buscar siempre ─ repuso Marcial, muy
sonriente al tener ese momento de privacidad con su hermana menor.
─
¡La familia! ─ terminó la frase Ariza. ─ Nuestra fuente de todo.
─
¡Así es! ─ concordó Marcial.
Juntos
prosiguieron su plática durante todo el trayecto en busca del funcionario
público que lo halló junto a uno de los frigoríficos siendo guiado por uno de
sus empleados. De inmediato trataron el asunto de celebrar una boda o unión civil
en la propiedad.
Fueron
puestos en conocimiento de los documentos solicitados y que no iban a necesitar
hora porque estaba pactado en domicilio. De parte de la estanciera solicitó
expresamente que la fecha fuese indicada con tiempo anterior para los fines que
lo requería y para ello, Marcial, ofreció una jugosa oferta de millones con tal
de que se cumpliese lo que su hermana demandaba. Tras una llamada inmediata
previas consultas, el funcionario accedió a dicha petición.
─
¿De qué fecha estaríamos hablando? ─ preguntó Gustavo, funcionario del registro
civil.
─
Ella ingresó a trabajar en Enap el 5 de octubre y deseo que sea con fecha 4,
que es día martes. ─ respondió Ariza.
─
Ya van ocho meses de ello ─ concluyó Gustavo. ─ habrá que modificar cualquier
documento que hubiese sido presentado dentro de ese tiempo con el estado civil
de la señorita Rangel y tendrá como base y respaldo para todos sus propósitos,
Ariza.
─
¡Excelente! ─ alabó Ariza con una sonrisa más que complacida. ─ da gusto llegar
a estos acuerdos con un funcionario como usted, Gustavo.
─
Siempre estaré para servirle ─ agregó él y besó la palma de la mano de la
estanciera. ─ Venía ya advertido de no negarle nada de lo que usted solicitase
y así lo he cumplido.
─
No sabe lo complacida que me siento ─ mencionó Ariza. ─ Y mi hermano sabrá
recompensarlo como es debido ¿no es así Marcial?
─
Ya tengo firmado el vale vista con su nombre, mi querido Gustavo. ─ indicó su
hermano y confirmando por su móvil. ─ Acaba mi asistente personal de informarme de que fue depositado los 70
millones en su cuenta. Espero sea un buen incentivo para que continuemos
trabajando del mismo modo a futuro.
─
Cuente con ello ─ dijo Gustavo sin poder ocultar el alborozo que le provocó
saber el monto de sus servicios. Y la codicia estaba inmersa en sus ojos.
¡Todos
quieren más! Debilidad humana al fin y al cabo. Un obsequio que se te dé por tu
buen desempeño debiera ser un incentivo para hacerlo con más dedicación y no
obstante, todos tenemos un precio y ambición, nunca estamos contentos con lo
que se nos da, anhelamos un poco más y más.
Para
ambos hermanos quedaba claro que este hombre estaba encadenado al dinero por lo
que podrían dar cifras y todo cuanto quisieran no se les sería negado. E iban a
utilizarlo a su favor más adelante.
─
Quién más, quién menos ─ murmuró entre dientes Ariza viendo en dirección hacia
el sendero que se hallaba el campamento. ─ Todos tienen un precio. ¡Ya veremos
cuál es el tuyo! Marcela Paredes.
Una
brisa fría como especie de torbellino salió dentro de los coirones y se fue
perdiendo rumbo hacia el norte…Campamento de Posesión.
Horas
más tarde, envuelta en la bruma de sus pensamientos. La dueña de los pozos
meditaba sobre los sentimientos de su esposa que había provocado la inspectora.
Sin duda, que no podía dejar de sentir unos horribles celos y desear con toda
su alma desaparecerla del mapa, pero era una adulta y tenía muchas opciones
para conseguir su objetivo que no fuese una simple rabieta de celos.
─
Tienes que venir a mí sin esos molestos sentimientos que te provocó esa mujer ─
murmuró con rabia Ariza, viendo un cuadro que había mandado hacer hace mucho
tiempo atrás con el retrato de quién fuese su esposa, Anaí.
Era
la misma persona con sus facciones y color de ojos. Distintas vestiduras, su
cabello más largo hasta la cintura (hoy lo llevaba hasta los hombros) Un rostro
que expresaba esa pureza y alegría por vivir. Entre sus manos sujetaba una flor
blanca que al parecer se trataba de un lirio. Sin duda, no se podía negar los
hechos y estábamos hablando de Bianca Rangel.
─
No voy a compartirte con nadie ─ mascullo molesta Ariza. ─ Tu corazón me
pertenece y toda tú, eres mía.
Dicen
que los celos son claros signos de debilidad e inseguridad, pero cuán
equivocados pueden estar. Muchas veces no son lo que parecen. Es algo muy
distinto… ¡Egoísmo puro! ¿Quién comparte el amor con otros?
1 comentario:
Bueno el señor dinero pudo más!..solo espero que Bianca no se la ponga difícil cuando se entere de lo que hizo Ariza referente a su matrimonio..me encanta Ariza si que va por lo que quiere..Bien esto esta poniéndose mejor.Saludos...
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