Un nuevo amanecer, capítulo 13.
─
¿Y bien? ─ fue la pregunta formulada por Sofía, tras cerrar la puerta detrás de
sí.
─
So…fí ─ balbuceó algo atolondrada Florencia, girándose lentamente para ver a su
novia.
─
Flo, ¿qué fue lo te dijo mi cuñada? ─ inquirió la Arquitecta acercándose más a
ella.
─
¿Cómo sabes que es tu cuñada? ─ respondió Flo, con otra pregunta.
─
Cariño, estoy al tanto que Colomba, fue a visitarte a la obra a primera hora y
después de eso, dejaste todo votado e incluso huiste de mí ─ confrontó Sofía,
calmadamente pero con una mirada muy penetrante y tomando su rostro entra las
manos. ─ Necesito que seas muy sincera conmigo y no te guardes nada de lo que
esa mujer te haya dicho. Quiero la verdad de lo qué sucedió esa mañana.
─
Es algo que no va a gustarte Sofía ─ señaló Florencia ─ Ella es tu pariente y
del mundo que tu vienes, la familia es muy importante y no lo que pueda decir
una desconocida. Será su palabra contra la mía.
─
¡Um! ─ exclamó ésta, que no desconocía y refutaba lo dicho por su novia. ─
Crecí con los valores y principios que mis padres nos inculcaron y la familia
es algo muy sagrado para todos nosotros. No obstante a ello, permíteme
recordarte Flo, que tú ahora formas parte de esta familia y tu palabra y sentir
valen e importan mucho para mí.
─
Pero Sofí, ella es tu cuñada ─ refutó Florencia perturbada porque le tocaba
exponer cosas que eran desagradables.
─
Sí, pero tú eres mi novia y estás por sobre ella ─ aclaró Sofía, cogió de la
mano a su pareja y la sentó de una sobre la cama para luego, acomodarse a su
lado. ─ No esquives más este asunto, por muy incómodo que pueda resultarte.
Florencia,
agachó la cabeza en forma inconsciente y es que le daba algo de pavor; y
comprobar lo dicho por Colomba y por más que la amase, la familia y el qué dirá
una sociedad es devastador para algunas personas, que se rigen por ello y dejar
de lados costumbres antiguas e implacables muchas veces, trayendo como
consecuencia el aislamiento severo y pérdida de muchas cosas entre las cuales
están: el saludo, relación comercial, profesional y la desvinculación a ciertos
placeres y membrecías que se puedan tener en clubes o centros recreativos, etc.…
─
Cariño ─ instó Sofía, acariciando sus manos e infundir confianza a su pareja. ─
habla por favor.
─
Sofí ─ murmuró algo apabullada Florencia, le estaba costando una enormidad
poder dejar salir esas emociones de aquel día.
─
Confía en mí ─ imploró Sofía ─ no debes temer. Yo no dejaré que ella vuelva
acercarse a ti.
─
Sofía ─ dijo la joven Villar, y se levantó de golpe, dejando perpleja a su
novia. ─ Por primera vez en mi vida; me está costando buscar las palabras
apropiadas para no caer en la vulgaridad o resentimiento que pueda inspirarme
tu cuñada.
La
Arquitecta Almagro, tras oír aquello de inmediato supo que el tema era más
delicado de lo que suponía; ya que Florencia; por su forma de ser jamás se
expresaría de eso modo de persona alguna y para que ella, llegase a tomarse la
molestia de no querer mostrarse rencorosa al extremo; es porque lo sucedido esa
mañana en la obra fue mayor.
─
¿Qué sucedió realmente esa mañana? ─ inquirió tajantemente Sofía, dejando ver
su inquietud en su rostro como también su determinación que no dejaría el tema
sin tener respuestas.
Florencia,
tragó en seco al comprobar aquella mirada y es que en el poco tiempo que
llevaban juntas, jamás había visto esa faceta en Sofía y temía lo que podría
suceder después de escuchar todo lo que tenía que decir.
«No puedo evitar angustiarme. Y es que nunca la he
visto tan molesta como hoy» fugas pensamientos de la joven Villar, ante la
mirada de su novia.
─
¡Florencia! ─ llamó Sofía.
─
¿Sí? ─ indagó ésta, saliendo abruptamente de sus cavilaciones.
─
Estoy esperando a que me digas lo que sucedió entre tú y Colomba ─ Demandó sin
rodeos Sofía, cruzando sus brazos a la altura de su pecho.
─
Bien ─ comenzó por decir Florencia y a pasearse por la habitación pues los
nervios estaban jugando un rol muy importante a esas alturas. ─ Yo no sé que
tanto conozcas a tu cuñada, pero te puedo asegurar que no es la misma mujer que
al menos yo vi cuando me presentaron con ella en casa de tus padres.
─
Entonces me gustaría que me dijeses quién es realmente Colomba ─ instó sin
titubeos e interrumpiendo Sofía. ─ Por favor, prosigue.
Las
manos de Flo, sintieron una humedad nacer desde su centro y para aliviar esa
ansiedad, se cerraban y abrían para quitar esa sudoración y mitigar de algún
modo esos nervios…
─
Ese día Colomba, vino con un solo propósito en su mente ─ mencionó con
dificultad Florencia. ─ Y no era otro que me alejará de tu vida por tu propio
bien y el buen nombre de tu familia.
─
¿El buen nombre de mi familia? ─ indagó con suma curiosidad Sofía, alzando una
ceja en forma inquisitiva.
─
Tu cuñada me advirtió que la reputación de tus padres como hermanos se vería
afectada severamente si nuestra relación continuaba ─ expuso Florencia ─ Que
era muy difícil que la clase social en que ustedes se desenvolvían, pudiesen
aceptar que una de las mujeres más connotadas en el área de la construcción e
hija de una de las familias más antiguas y poderosas de Santiago, estuviese
involucrada sentimentalmente con una mujer. Que se vería mal visto por sus
conocidos, socios, clientes e inversionistas, trayendo desprestigio a la
familia Almagro.
Esa
mañana, ella fue muy enfática en decirme que tarde o temprano tú te resentirías
por un hecho así; y que sería tu familia la que te pediría que hicieras algo al
respecto y no ser perjudicados por una relación insana y aberrante como la
nuestra.
Colomba,
aseguró que tus padres como el resto de la familia estaba en desacuerdo con
nuestra relación y que no dijeron nada al respecto por educación y respeto a
ti. Que todos estaban conscientes que era una novedad en tu vida producto de la
dolorosa pérdida de tu esposo y que estaban agradecidos de que hubieses salido
de esta etapa y que por ello, aceptaron recibirme en tu hogar.
Sin
embargo, era cuestión de tiempo de que te percataras de tu error y te
aburrieses de esta relación y que buscarías la forma más educada de terminarla,
procurando mi futuro de algún modo y así, recompensarme por el tiempo compartido.
─
¿Cómo fue capaz de decir tanta mentira junta? ─ interrumpió de pronto Sofía,
con la molestia viva a flor de piel, pues le desagradó enterarse la forma tan
ruin en cómo consiguió apartarla de la mujer que amaba.
Florencia,
detuvo sus pasos en seco y ladeó un poco su cabeza para ver en dirección en la
cual se encontraba su novia y lo que vio la estremeció de pies a cabeza.
Haciendo realidad sus temores y es que a esas alturas la Arquitecta Almagro,
era una hoguera de rabia contenida a punto de estallar y cobraría muy pronto su
revancha.
─
Sofía ─ exclamó algo temerosa Florencia y devolvió sus pasos hasta donde se
encontraba ésta y tomó sus manos entre las suyas para calmarla de algún modo. ─
Es por esto que no deseaba hablar del tema, porque sabía que te haría mal.
─
¿Y escogiste huir de mí para no lastimarme con lo que dijo la idiota de mi
cuñada? ─ encaró Sofía, en cuyos ojos azules se podía apreciar el dolor y la
molestia. Era tan fría y dura su mirada que calaba hasta lo más hondo del
corazón. ─ ¿por qué no acudiste a mí y permitiste que ella se saliera con la
suya?
─
Sofí…yo…─ vacilaba Florencia, le dolía ver esa mirada y el reclamo de parte de
su pareja, pero tenía todo el derecho.
─
¡Por Dios, Florencia! ─ exclamó Sofía dolida ─ Soy tu novia. Podías haber
confiado más en mí. Darme el derecho a la duda y no dejar que una imbécil como
Colomba, se interpusiera entre nosotras. ¿Cómo construiremos una familia, un
hogar, si no hay confianza? Dime, Flo… ¿Por qué huiste de mí de ese modo?
─
Sofí…─ Balbuceó ella, pasando sus dedos por el contorno del rostro de la
Arquitecta. ─ Lo siento tanto, haber escapado de ti de esa forma. Pero créeme
que en ese momento me cegué por los miedos como nunca antes en mi vida.
─
¿Y no te detuviste a pensar en cómo me sentiría yo? ─ indagó con tristeza
Sofía, dejando que esa caricia confortará su alma.
─
No ─ fue la respuesta de Florencia ─ No me detuve a pensar en tus sentimientos.
Sólo pensé que sería mejor para ti alejarme y evitar que te decepcionarás con
el tiempo de mí.
─
Me has dado un motivo para hacerlo en esta ocasión, Florencia ─ refutó Sofía
con toda honestidad. ─ Con tu huida me has dejado claro que no confías en mí y
es algo que me lastima en cierto modo. Y sin embargo, todos cometemos errores y tenemos derecho a
rectificar las cosas y es por ello, que vine tras de ti para darte esa
oportunidad de aclarar las cosas y juntas buscar una solución a este mal
entendido que provocó mi cuñada.
Las
pupilas de Villar, se dilataron mucho al escuchar las impresiones de su novia y
tomo conciencia que había cometido la mayor de las idioteces al marcharse de
ese modo y negar el derecho de defenderse de las acusaciones de Colomba Peters.
─
Al escucharte, comprendo que actué mal y me siento muy avergonzada de mi
conducta ─ evidenció Florencia, que se alejó de su novia y retrocedió lo
bastante como para marcharse hacia otro sector de la habitación. ─ No puedo
deshacer mis actos, pero si puedo pedirte que me disculpes por ser tan inmadura
y no pensar en tus sentimientos. Aunque no es bueno darse por vencido antes de
tiempo, yo comprendería que desees terminar conmigo dado que te defraudé y
sería lo más lógico después de todo.
─
Nada de eso, Florencia ─ rebatió en el acto Sofía, que la alcanzó a sujetar de
la muñeca y la apegándola a su cuerpo. ─ ¿Te has vuelto loca?, ¿crees que vine
hasta aquí para terminar contigo por los dichos de Colomba? Déjame decirte
cariño, que ni todas las mentiras o patrañas de mi cuñada conseguirán que deje
de amarte o de por terminada mi relación contigo.
Yo
no soy ninguna adolecente insegura o que las personas manipulen a su antojo.
Soy una mujer madura y que sé muy bien lo que quiero de mi misma, de la vida y
de las personas. Llevo muy bien puesto mis 33 años en este mundo y harán falta
muchas Colomba, para que llegue a dudar de ti y de tus sentimientos.
Ya
te dije que este mal entendido no será suficiente para que te deje ir de mi
vida así como así. Y la diferencia de edad que existe entre ambas tampoco será
motivo para ello, porque estoy segura y apostaría mi fortuna a qué esa infeliz
lo utilizó en tu contra y fue una de los motivos de tu alejamiento o ¿me
equivocó? ─ finalizó sus descargos Sofía, hurgando con desesperación en los
ojos negros de su novia.
─
No ─ fue la escueta respuesta de Florencia, que tragaba a duras penas ante la
intimidante mirada de su pareja.
─
¿Y piensas que por ello voy a darle en el gusto a Colomba? ─ preguntó de
frentón Sofía.
─
Yo…No lo sé ─ se defendió Florencia, mordiéndose el labio inferior ─ es algo
que no decido yo. Tú eres la única que puede decidir.
─
Me alegro que me des el crédito cariño mío ─ soltó algo mordaz Sofía y
levantando el rostro de la muchacha para que la viese a la cara. ─ Porque voy a
aclararte de inmediato que jamás consentiré que una mujer como Colomba Peters,
manipule mi vida y menos me aleje de la mujer que amo y aunque pierda todo lo
que tengo, no será suficiente porque Dios me dio dos buenas manos para trabajar
e inteligencia para ganarme la vida. Por lo que destierra de tus pensamientos
lo que te dijo esa mujer porque no te voy a dejar aunque el mundo se esté
cayendo delante de mí.
─
Sofía ─ interrumpió Flo. ─ no digas eso. Has luchado mucho por todo lo que tienes
y no debes perderlo por nadie y mucho menos por mí.
─
¡A ver Florencia! ─ exclamó con disgusto Sofía, tomando con ambas manos el
rostro de la chica. ─ veo que no consigues entenderlo por lo visto. Tú eres lo
más hermoso y valioso que tengo en esta vida y estás por sobre todas las cosas.
Llámese familia, dinero, negocios, poder y estatus social. No puedes entender
que te amo y que por ti, estoy dispuesta a enfrentarlo todo y a todos y me
importa un bledo lo que piensen en este momento de mí y nuestra relación. Lo
único relevante es lo que tú piensas y sientes por mí. Metete bien eso en tu
cabecita. Eres tú a quién amo y con quién deseo compartir el resto de mi vida
¿lo entiendes ahora cariño?
Aquellas
palabras dichas con tal vehemencia, consiguieron el impacto definitivo en la
mente como en el corazón de Florencia y prueba de ello, fue que gruesas
lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas por la emoción de saberse la
mujer más amada de todas y afortunada también.
─
Sofí… ─ susurró Florencia, dejando caer su rostro sobre el de la Arquitecta
suavemente y la congoja pudo más porque fue incapaz de seguir hablando.
─
¡Cariño! ─ murmuró Sofía, enternecida con su pareja al punto de abrazarla
fuertemente y confortar su corazón. Después de todo era una mujer muy joven y
tenía mucho que aprender.
Permanecieron
por varios minutos solo abrazadas sin pronunciar palabra alguna entre ellas.
Ambas sabían que aún restaban cosas por aclarar y eso lo tenía más que claro
Sofía, pues intuía que no bastaba que la diferencia de edad entre ellas fuese
motivo para que su novia haya salido huyendo de esa forma. Le daría un poco más
de tiempo para reponerse y luego de ello, proseguiría hasta las últimas
consecuencias. Quería saber absolutamente todo e iba a desenmascarar a su
cuñada de una vez por todas.
Poco
le importaba a esas alturas el infierno que se desataría en casa de su hermano,
una vez que se supiese toda la verdad y las inclinaciones de Colomba. Ella se
entrometió con lo más valioso para la Arquitecta, que sea dicho de paso ya
tenía bastante con la pelea con sus suegros como tener que soportar las bajezas
de su cuñada.
« No debiste entrometerte con lo que más amo y
pagarás bien caro tu atrevimiento» intenciones bien oscuras se proyectaron en
la mente de la Arquitecta Almagro.
─
¿Ya estás mejor cariño? ─ preguntó Sofía tras uno breves segundos más y sentir
la respiración acompasada de su novia, que le advertía que todo estaba en
calma.
─
Sí ─ respondió Flo, acurrucándose un poco más en pecho de su pareja.
─
Cariño ─ llamó Sofía, rompiendo el abrazo entre ambas.
─
Dime ─ dijo Florencia.
─
¿Hay algo más qué deba saber? ─ inquirió de inmediato Sofía, viéndola
fijamente.
─
Tal vez debería mentirte y decirte que no para dejar este asunto hasta aquí ─
confesó valientemente Florencia ─ pero no puedo hacer eso porque va en contra
de mis principios y mi respeto hacia a ti, aunque haya defraudado tu confianza
con mi huida. No voy a continuar con ese camino.
─
Aunque lo hubieses hecho, te hubiera descubierto fácilmente cariño ─ expuso
enseguida Sofía─ por la sencilla razón de que tú eres muy trasparente en tus
actos como pensamientos y he llegado a conocer muy bien esa faceta tuya. Y no
sabes el gusto que me da tu franqueza. Son una de las tantas cualidades que me
enamoraron de ti.
─
Sofí ─ balbuceó Flo, algo avergonzada ─ ¿Sigues creyendo en mí?
─
Por supuesto que sí y no he dejado de hacerlo en todo este tiempo, que sea de
paso son muy pocos meses juntas. ─ afirmó con vehemencia ésta. ─ han sido
suficientes para mí y darme cuenta de muchas cosas. Es más, te confiaría mi
vida ciegamente y sin dudarlo.
─
¡Sofí! ─ exclamó emocionada Flo que se lanzó de lleno en sus brazos nuevamente.
─ Lamento mucho haber escapado de ti. No lo volveré hacer nunca más. Lo prometo.
─
Lo sé, cariño ─ señaló la Arquitecta, acariciando su espalda delicadamente ─
Como dije, todos cometemos errores y aprendemos de ellos y estoy segura que
cumplirás tu promesa. Confío plenamente en ti. Ahora, mi hermosa mujer
continuemos con nuestra plática termina por decirme qué más hizo o dijo
Colomba.
Ahora fue el turno de la joven Villar de
desprenderse de los brazos de su novia y tomar una pequeña distancia entre
ellas para retomar su conversación. Tomó de la mano a su compañera y la
depositó nuevamente en la cama y se apartó unos cuantos pasos de ella. Aspiró
profundamente y se dio ánimos mentales para proseguir con esa desagradable
conversación.
─
Sofí ─ retomó el tema Florencia, sobando sus manos ─ Hay una razón más y es el
motivo por el que me aleje de tu vida. Y me cuesta decirlo porque es muy
delicado y quizás poco creíble.
─
Por favor, cariño ─ instó Sofía dándole valor a su novia ─ confía en mí, que yo
sí creeré en lo que me digas.
─
Co…Colomba ─ trató de decir entre nervios Flo, para luego proseguir. ─ Tú
cuñada…Ella…
─
¿Sí? ─ apremió sutilmente Sofía ─ ¿qué dijo ella?
─
No fue lo que dijo ─ soltó sin más Florencia, apretando sus puños fuertemente ─
sino lo que intentó hacer…Ella me extorsionó para que te dejará
definitivamente.
─
¡¿Cómo?! ─ fue la pregunta que brotó de los labios de la Arquitecta, que
reflejaba confusión y perplejidad a la vez. ─ ¿que ella hizo qué?
─
Colomba…me ofreció dinero para que me fuera de tu vida ─ develó por fin,
Florencia.
─
¿Qué estás diciendo? ─ inquirió Sofía con un tono amenazante y de golpe se
levantó de la cama y acortó la distancia entre ellas. ─ ¡Repíteme lo que acabas
de decir!
─
Sofí, yo no estoy mintiendo ─ se defendió asustada Flo, le dio pavor su tono de
voz y el agarré brusco con que la sostenía de sus brazos.
─
No estoy diciendo lo contrario, Florencia ─ rebatió seca Sofía y el agarre se
intensificó más inconscientemente. ─ solo te estoy pidiendo que me repitas nada
más.
─
¡Sofí, me lastimas! ─ Se quejó Florencia al hacerle doler su brazo.
Aquella
suplica nacida del miedo como del dolor, consiguió su objetivo e hizo que la
Arquitecta tomará conciencia de lo que estaba haciendo. Y en forma autómata bajo
su mirada a los brazos de la chica y vio la presión excesiva que estaba
haciendo con la muchacha. Sus ojos azules se abrieron como platos y de
inmediato aflojó la presión de su mano.
─
¡Lo siento mucho cariño! ─ Se disculpó Sofía ─ Fue una reacción irracional de
mi parte y no era contigo que me descargase de ese modo. ¡Discúlpame amor!
─
¡Está bien, Sofí! ─ señaló Flo, que aduras penas conseguí tranquilizarse y al
ver la mirada avergonzada de su novia, instintivamente la envolvió entre sus
brazos y fue ella, quién la confortó esta vez.
─
Cariño, no fue mi intención lastimarte ─ murmuró compungida Sofía con la
garganta algo apretada del dolor de haber lastimado a su pareja. ─ Es que no di
crédito a lo que mis oídos habían escuchado sobre Colomba. ¿Cómo pudo hacer una
bajeza como esa?
─
Tu cuñada piensa que las personas de clase social baja tienen un precio y
pueden ser compradas fácilmente por sus carencias materiales ─ señaló
francamente Flo, sin olvidarse de lo que había vivido con Colomba.
─
Disculpa mi insistencia, cariño ─ suplicó Sofía ─ pero necesito que me digas
con detalles lo que te ofreció Colomba ese día.
Florencia,
de cierta forma comprendió la insistencia de su novia al querer saber hasta
dónde fue capaz de llegar a una mujer que se considera miembro de la familia
más unida y ver que las deducciones de Mariela como Casandra estaban bien
arraigadas, solo significaban que ella no se percató nunca de las intenciones
de la que es su cuñada.
La
joven constructora, hizo acopió de sus fuerzas mentales y decidió hablar sin
rodeos como tampoco bajarle el perfil de lo que sucedió esa mañana…
─
Colomba al no poder convencerme de dejarte por las buenas…─ prosiguió Florencia
confesando lo acaecido esa mañana en la obra…
Sofía,
que nuevamente estaba sentada en el borde la cama, escuchó atenta todo lo que
fue refiriendo su novia y fueron unos 20 minutos exactos donde se le dijo con
lujo de detalles lo ocurrido, desde los insultos, bofetadas y hasta el chantaje
de Colomba. No se reservó nada de ese día y tampoco agregó demás como exageró
lo que vivió con la cuñada de la Arquitecta.
Si
bien, Sofía, se hacía a la idea de algunas cosas que pudiese haber dicho su
loca cuñada; dado a que ella esa noche en casa de sus padres también le tocó
sufrir los descargos de Colomba. No
obstante, jamás se le pasó por la cabeza que pudiese involucrar a sus padres y hermanos para encubrir sus mentiras y mucho menos que
pretendiera comprar con dinero a su novia para que la dejase sin más.
Ahora
podía hacer a la idea el motivo que había llevado a Florencia a huir de ese
modo y a pesar de estar sintiendo emociones encontradas en su fuero interno.
Valoraba de sobre manera el proceder de su mujer al no aceptar el burdo
chantaje que le ofreciera su cuñada. Para una mujer como Sofía, acostumbrada al
constante arribo social que vivía a diario en el medio en que se desenvolvía.
La actitud como conducta de su novia, era lo que más la llenaba de dicha,
orgullo y admiración de comprobar que era amada sin condiciones como intereses
mezquinos. Aquello era algo tan valorable en estos tiempos y tan extraño de ver
ya que el egoísmo estaba en aumento y primaba la ambición como la avaricia en
todas las clases social.
De
una cosa estaba más que segura y clara en su vida. Ella iba a proteger y cuidar
del corazón de su hermosa Flo hasta el fin de sus días. Cuidaría de ese amor
que la joven le profesaba e iba a velar por ella, hasta ponerla por sobre su
familia y eso iba en referencia a su hermano Efraín, pues estaba consciente de
que se vendrían duros momentos en la familia cuando se supiese toda la verdad
sobre Colomba.
No
permitiría que las mentiras o engaños que iba a urdir esa mujer con tal de
parecer una víctima ante los ojos de la familia y buscaría el modo de difamar a
Florencia a como dé lugar. Y eso jamás lo iba a consentir que levantasen acusaciones
en contra de su mujer.
Sofía
Almagro, era y es una mujer muy delicada, considerada y respetuosa. Alegre y
jovial con muchos cercanos a ella. Además de ser una mujer muy inteligente y
trabajólica empedernida. Una mujer exitosa en todo ámbito, rica, bella,
profesional, culta, perseverante y una astuta empresaria. En pocas palabras era
una mujer perfecta y que muchos o muchas considerarían un buen partido que no
dejarían pasar.
Sin
embargo, esta mujer perfecta al igual que muchas personas, tiene sus
debilidades y Sofía, tenía su defecto y era su lado más oscuro. El hacerla
enojar, cosa que costaba mucho conseguirlo de buenas a primeras, pero una vez
hecho, despídete del mundo o sale huyendo porque te dará la mayor de las
guerras o palizas de tu vida, pues argumentos y herramientas no le faltaban. Lo
tenía todo para darte la lección de tu vida. Y es que con ella no debes meterte
y menos tenerla de enemiga.
Si
bien tuvo mucha más paciencia de la que suponía con sus suegros y la
desagradable reunión en casa de ellos. Esta vez, Colomba, rebasó todos los
límites imaginables y consiguió enfurecer del todo a la Arquitecta e iba a ser
más que implacable con ella, sería intransigente hasta las últimas
consecuencias.
─
¡Sofí! ─ llamó una vez más Florencia, que era su tercer intento de captar la
atención de su novia y le preocupaba de sobre manera lo que estaba viendo.
─
¡Disculpa! ─ exclamó Sofía, cuyos ojos centelleaban en forma asesina. ─ Dime.
─
¿Estás bien? ─ preguntó inquieta Florencia. Sin atreverse acercarse.
─
¿Por qué lo preguntas? ─ evadió la interrogación Sofía.
─
Sofí, me preocupas ─ señaló con sinceridad Flo. ─ Tu rostro me dice que no
estás nada bien y me da miedo lo que puedas llegar hacerle a Colomba.
Ese
último detalle, fue el que gatilló la confusión en la Arquitecta y levantó el semblante
de golpe y clavó sus ojos azules en su pareja, sin comprender sus dichos del
todo.
─
Cariño ¿por qué tienes que tener consideración con una mujer que no solo te
humilló sino que te rebajó demasiado? ─ inquirió Sofía, cuya mandíbula estaba
desencajada por el enojo que la consumía en esos momentos.
─
No es solo por Colomba ─ admitió Florencia, arrodillándose frente a su novia y
tomando sus manos entre las suyas. ─ Sino por ti, Sofía. Eres quién más me
preocupa en estos instantes. Tú eres una esplendida mujer, de un hermoso
corazón y que a pesar de estar disgustada con tu cuñada. No debes ni puedes
llenarte de tanto resentimiento porque ensucias tu aura, haces sufrir a tu
corazón y te lastimarás tarde o temprano con ese nivel de enojo.
En
la vida todo lo que hacemos nos rebota para bien o para mal. En el lugar en que
nací usamos la ley del campesino para medir nuestras acciones y tú sabes que
todo lo que siembres lo harás de cosechar el doble junto a los tuyos. A los
seres qué más quieres.
No
te hagas esto a ti misma, no te lastimes de este modo porque la ley del
universo nos afecta a todos por igual y tú no has nacido ni venido a este mundo
para odiar ni sufrir, solo debes procurar ser feliz con lo que eres y tienes y
buscar atesorar los buenos momentos.
No
dejes que las acciones de Colomba, te priven de los afectos de tu familia o los
mermen por el egoísmo de una mujer que no sabe nada de la vida y que solo
piensa que el dinero y prestigio social lo son todo en la vida ─ finalizó
Florencia, viéndola con ojos de amor y suplica en su mirada. ─ Permíteme llenar
tu corazón con mi amor y así, liberarte de esas cadenas de rencor.
Si
Salomón existiese en estos tiempos, hubiese concordado plenamente con la joven
Villar y la hubiese ensalzado por el nivel de sabiduría y compasión que debe
tener un ser humano que fue hecho a imagen y semejanza de Dios.
Esas
palabras unidas a esa bondad y amor, las que hicieron mella en el corazón de la
Arquitecta y lo trastocaron de un modo especial. Y es que de golpe todo el
enojo y lo contraído que se hallaba su corazón, desapareció como arte de magia
y respiró tan aliviada como si una pluma fuese. Era increíble sentirse liberada
de esa cadena que es el odio y más si esa gran ayuda provenía de tu ser amado.
─
¡Y después dices que no entiendes porque los demás te ven en forma especial! ─
susurró Sofía en el oído de su mujer, mientras la estrecha entre sus brazos. ─
¡Mil gracias amor!
─
Yo no podía dejar que sufrieras por causa de ella ─ mencionó humildemente
Florencia. ─ No soy quién para juzgar a tu cuñada, pero si sé que soy tu novia
y voy a procurarte en todo momento.
─
No sabes lo bien que me haces con tus acciones ─ confesó Sofía ─ y la falta que
me has hecho estos dos días. No vuelvas a dejarme nunca más, por favor.
─
Lo prometo, Sofí ─ consintió Flo ─ me
quedaré siempre a tu lado.
─
Yo también me comprometo a no vengarme de Colomba ─ aseguró Sofía con
convicción de lo que iba a hacer. ─ Pero, no quita que mi familia tenga derecho
a saber la verdad y sean ellos, quién decidan qué hacer con ella. En especial
mi hermano Efraín.
─
Será como tu digas, Sofí ─ apoyó Florencia. ─ Solo quiero pedirte que cuando
visites a tus padres y ella esté presente, no me hagas acompañarte.
─
Mi Flo, no puedo hacer eso ─ explicó ésta ─ No quiero que tú te escondas como
si fuese una criminal. Tú no has hecho nada malo y es Colomba, la que debe de
hacerlo por vergüenza o lo que sea. Sé valiente cariño y no le permitas tú, que
ella gane en ese aspecto.
Tras
meditar unos instantes a lo dicho por su pareja…
─
De acuerdo, Sofí ─ convino Flo ─ te acompañaré a casa de tus padres o cualquier
reunión que se encuentre tu familia.
─
Gracias, cariño ─ murmuró feliz Sofía ─ Siempre con la frente en alto amor. Tú
vales más que nadie y muchas no te llegan ni a los tobillos.
─
Sofí ─ susurró avergonzada Florencia, bajando su cabeza hacia el piso.
─
Cariño, no te avergüences de lo que eres ─ expuso la Arquitecta ─ Sabes que
estoy diciendo la verdad y siéntete orgullosa de ti misma, porque eres una
extraordinaria mujer y única.
─
Soy solo una mujer sencilla nada más ─ refutó Flo, rojas hasta las orejas.
─
Jajaja ─ río de buena gana Sofía, admirada de su mujer ─ Se nota que los
halagos y cumplidos no van contigo cariño. Deberé trabajar arduamente en ese
amor propio tuyo, aunque me fascine y derrita tu forma de ser, debes hacerte
fuerte y tener un alto concepto de ti misma, si quieres triunfar en un mundo
tan competitivo y machista como es el rubro de la construcción.
─
Muy machista diría yo ─ concordó Florencia, alzando su rostro y viendo a su
novia. ─ En especial a las mujeres que trabajan en ello.
─
Jajaja ─ bromeó Sofía, pues sabía a quién se refería ─ ¿lo dices por Mariela?
─
¿Eh?... ¡Mmm! ─ exclamó la joven Villar─ Sí, entre otras que he conocido por
ahí.
─
Son pocas las mujeres que se arriesgan a un rubro tan duro como este, ya que se
debe tener un carácter firme y sobre salir en tu trabajo. Demostrando a todos
que eres más que un rostro bonito y de manos delicadas ─ Explicó Sofía, que
debió lidiar por situaciones similares.
─
Ni que me lo digas ─ acotó Flo, recordando viejas vivencias ─ tus jefes solo
quieren dejarte en una oficina técnica en labores administrativas porque dudan
de tu capacidad para lidiar con una cuadrilla de trabajo y hacerte respetar.
─
Así es cariño ─ convino Sofía plenamente dada su experiencia ─ En la
construcción se necesitan mujeres de carácter, organizadas y perfeccionistas.
De lo contrario será un rubro de dominios de varones nada más y las mujeres
podemos demostrar que se puede llegar muy lejos y los resultados ser la carta
de presentación de cada cual. Es el objetivo de Almapric, por ello, tenemos el
30 % de nuestro personal en terreno que es femenino y cada obra cuenta con un
jefe de terreno que es mujer dependiendo la especialidad.
─
Cuando entré a trabajar me di cuenta que es una de las constructoras que más
emplean a mujeres ─ señaló Florencia. ─ Y el nivel de calidad es parejo entre
hombres y mujeres.
─
Sin duda lo es ─ concordó Sofía. ─ Con toda seguridad te puedo decir que,
Almapric, cuenta con los mejores profesionales del área y por eso soy muy
selectiva a la hora de contratar personal nuevo. Tengo empleados que llevan
conmigo desde sus inicios y no consiento por ningún motivo la mediocridad, en especial
en las mujeres. Soy muy exigente en ese aspecto, quiero el máximo en todo. En
pocas palabras; quiero un trabajador dando más que el 100 %.
─
¡Wow! ─ exclamó inconscientemente Florencia, recordó la advertencia hecha por
Mariela hace un tiempo en cuanto a las exigencias de su socia y no pudo evitar
preguntar. ─ ¿Y por qué me escogiste para trabajar contigo, sin una entrevista
de por medio?
─
¡Flo!...Mi dulce Flo ─ explicó enternecida Sofía de la curiosidad de su pareja.
─ No soy la única que selecciona personal, cariño mío. No olvides que tengo dos
socias y que tú fuiste entrevistada por Mariela, que no por nada es la más
intransigente de las 3. Y ganarse el respeto de Sopric es mucho más sólido que
ganarse un juego de azar. Además, ella accedió a esa entrevista por petición
mía.
─
¿Tuya? ─ preguntó confundida Florencia ─ Pero…Pero, tú te ibas de viaje cuando
yo te conocí. ¿Por qué lo hiciste sin conocerme?
─
Por muchas razones amor ─ aclaró Sofía. ─ Cuando nos conocimos, yo no estaba
pasando por un buen momento y tú lo pudiste comprobar. A pesar de ser una
desconocida, hiciste lo que otros no pudieron conseguir y fue brindarme tu
alegría, esperanza y optimismo desinteresadamente en la etapa más difícil que
me ha tocado vivir como fue la muerte de Cristóbal.
Aquella
sonrisa que me obsequiaste, le brindó una calidez tal a mi corazón que lo
devolvió a la vida y tus palabras me conmovieron de tal manera, que conseguiste
sacarme de esa oscuridad que estaba atravesando.
Cuando
te alejaste en busca de Mariela, le envié un mensaje de texto a mi socia y le
exigí una oportunidad para ti y me avisará en cuanto fueras contratada.
En
los 3 meses que estuve en el extranjero, no deje de pensar en ti y
constantemente venían a mi mente el recuerdo de tus palabras justo cuando la
tristeza volvía a invadirme. Te convertiste en mi cable a tierra y mi esperanza
a diario.
En
ese aspecto, deje que mi corazón hablase por sí mismo y no dejo que tú pasaras
por mi vida como si nada. El te escogió
aquel día.
Otra
de las razones de tu elección, fue por intuición. Siempre he tenido un sexto
sentido a lo que a personas se refiere y verte ese día, luchando por una
oportunidad sin saber a qué te estabas
exponiendo, me indicó que eras muy perseverante y decidida, ya que a esas
alturas de nuestro encuentro cualquiera estaría cansado, abatido y frustrado de
haber dejado los pies en la calle y no haber conseguido nada. Tu optimismo fue
la clave ese día.
Sin
mencionar que ese gesto de consideración hacia un desconocido en brindarle
ayuda y ser servicial dentro de lo que estaba a tu alcance, dejando a un lado
tus propios intereses y tiempo para dedicarme esos breves instantes en
procurarme. Dejo muy en claro la clase de persona y mujer que eres.
Lo
otro te lo ganaste a pulso con tu trabajo y responsabilidad en estos meses en
Almapric y no me equivoque contigo cuando presentí que serías un buen elemento
para nuestra empresa con las impresiones que mencioné anteriormente.
Yo no pondría jamás a un inexperto a cargo de
una obra mía y exponerme a un desastre profesional y financiero. Siempre supe
que eras un diamante en bruto que había que pulir y por eso te tome a cargo
para conseguir esos objetivos.
Tuve
que disputar con Casy el poder quedarme contigo y prepararte personalmente; ya
que mi socia se negaba a dejarte ir. Sin mencionar que la propia Mariela, está
contemplando trabajar contigo en un proyecto de estructuras metálicas de una
clínica que se hará en Ñuñoa. Una vez que finalice el proyecto de Sapunar. ─
terminó de señalar Sofía con una amplia sonrisa en su rostro. ─ Ya eres muy
cotizada dentro de la empresa.
─
¡¿Mariela quiere trabajar conmigo?! ─ indagó vivamente Florencia ─ Pero… ¿ella
no tiene su mano derecha que es Néstor?
─
«Néstor» ─
dijo sarcásticamente Sofía ─ Deberá volver a ganarse la confianza de Mariela y
en especial la mía.
─
¿Por qué? ─ preguntó confundida Florencia.
─
Ese hombre tuvo la desafortunada idea de presentarse a la obra el mismo día que
tú te fuiste y paralizó los trabajos por cuenta propia y avisando a recursos
humanos de abandono de labores de tu parte ─ explicó Sofía con disgusto. ─
Gracias al cielo que Mariela llegó justo a tiempo para que los trabajos
prosiguiesen. En lo que a mí respecta,
eso es deslealtad para con la empresa y una bajeza hacia un compañero; aún
entendiendo que ninguna jefatura debe abandonar sus funciones sin delegar a
otro la responsabilidad.
─
¡Ya veo! ─ expresó sorprendida Florencia. ─ Es una lástima porque es un
excelente profesional.
─
Así es, cariño ─ acotó Sofía ─ Pero su defecto puede más que su profesionalismo
y antes que continúes defendiéndolo, quiero decirte que ya estoy al tanto de su
conducta anterior contigo. Dada sus reiteradas faltas en contra del personal
femenino de la empresa, decidí quitarle el respaldo y mantenerlo en labores
administrativas y bodega nada más.
─
Sofí… ¿no es demasiado? ─ inquirió la joven Villar.
─
Por el contrario es justo lo que necesita para comportarse con sus colegas de
trabajo ─ aclaró una serena Sofía. ─ Esta es una empresa que trabaja en equipo
y el respeto es fundamental y dado que Néstor, tiene dificultad para
relacionarse con sus pares, quedará bajo las órdenes de directas de Elsa; RRHH;
y Lorena, jefa de logística e inventarios. Convivirá, respirará y trabajará en
un equipo de 30 mujeres a diario, por lo que espero que esto le sirva para
aprender a respetar a sus compañeras. De lo contrario prescindiré de él.
─
¿Y eso no puede ser mal visto con el personal que trabaja directo con Mariela? ─
Indagó Flo, rascando su barbilla.
─
¡Mi vida! ¿Por qué te preocupa tanto lo que pueda suceder con personas que te
agreden e intentan perjudicarte? ─ preguntó intrigada Sofía.
─
Por que no soy una persona que disfrute de la desgracia de otros, aunque sean
los mismos que intenten perjudicarme como tú dices ─ respondió Florencia. ─ No
se trata de aplicar la ley de Talión por todo lo que nos hagan. Intento vivir
mi vida sin ataduras y sin atar a nadie a mí con mis actos.
─
Es un punto de vista bien loable de tu parte, amor ─ mencionó la Arquitecta. ─
Para tu tranquilidad, te diré que fue Mariela, que determinó aplicarle esta
sanción y de paso enseñarle humildad y lealtad.
─
Comprendo ─ dijo Florencia, un poco más aliviada de saber que no fue su novia
la que aplicase tal sanción; tomando en cuenta que ella es su pareja y tarde o
temprano se sabrá y dará para especulaciones.
─
Ahora que ya está satisfecha tu curiosidad ─ señaló pícara Sofía, y comenzando
a subir lentamente por la blusa de su novia para comenzar a desabrochar sus
botones. ─ Y están aclarados los hechos; porque no nos concentramos en nosotras
dado que perdimos dos días.
─
¡Pero…Sofí! ─ protestó Florencia y con las mejillas encendidas. ─ Estamos
acompañadas de las chicas que están en la habitación de al lado.
─
¿Y? ─ inquirió seductoramente ésta, con la blusa abierta en su totalidad y
acercando sus labios para besar la piel de su mujer.
─
¡Podrían escucharnos! ─ respondió Flo, temblando ante la caricia de su novia.
─
Ellas están…─ murmuró Sofía, entre beso y lamida que prodigaba en el torso de
la joven. ─ Muy ocupadas…En sus asuntos…Y…Yo…Tengo…Hambre de ti.
─
¡So…fí! ─ exclamó entre suspiros Florencia, que se estremecía con cada caricia
de su amada.
─
¿Sí? ─ susurró ésta ante el llamado de su pareja.
─
¡Um!... ─ fue el ahogado gemido o protesta de la joven Villar.
─
Déjate que te ame nada mas ─ masculló entre dientes Sofía, antes de apoderarse
de los labios de su amante.
Una
a una las ropas fueron despojadas del cuerpo de la joven constructora y entre
gemidos y besos. La depositaron a lo largo del lecho al mismo tiempo que
descendía unida al cuerpo de la Arquitecta. Y las caricias fueron subiendo el
tono y la intensidad de éstas para dejar salir la necesidad, el deseo de amarse
como si nunca antes lo hubiesen hecho.
En
muy poco tiempo, fueron las ropas de la Sofía, las que yacían al costado de la
cama en forma desordenada y solo la silueta de dos mujeres que se amaban con
tanta pasión y a la vez ternura era lo que se observaba en esa habitación.
Beso
a beso, caricia a caricia fueron entregándose hasta explotar en el éxtasis
total y que las llevo a caer rendidas una en brazos de la otra y reposar unos
momentos para disfrutar de la necesidad de amarse como si la vida se les fuese
acabar en ese instante.
El
tiempo pasa inexorablemente y las manecillas del reloj marcaban las 2 de la
tarde y unos ojos azules se abren lentamente y al centrar su campo visual, la
primera imagen fue la de su mujer que reposaba relajada y feliz como una niña
pequeña.
─
¡Y pensar que estuve a punto de perderte por causa de Colomba! ─ se dijo para
sí, Sofía, posando su mano debajo de su barbilla y reflexionando al respecto. ─
Tendré que aclarar las cosas personalmente con ella.
Sofía,
sopesó un buen rato las cosas y la promesa que le hiciera a su novia. Estaba
consciente de que iba a ser un tema muy delicado de tratar con su familia y en
especial con su hermano. Pero, los Almagro; jamás se ocultaban las cosas y unos
a otros se apoyaban.
Tras
meditar las cosas, acarició los cabellos de su pareja y decidió levantarse de
la cama. No tomo la bata que estaba en la banqueta a los pies de la cama, sino
tal como Dios, la echó al mundo, se paseo y fue en busca de su bolso. Sacó su
celular y llamó a un número x.
─
Hija mía, dime ─ preguntó desde el otro lado de la línea Alicia. ─ ¿estás ya con
tu novia?
─
Sí, madre ─ respondió Sofía ─ ya estamos juntas nuevamente y evité que entrase
a la otra empresa.
─
Me alegra saberlo, Sofí ─ repuso Alicia. ─ Ahora cuéntame, ¿qué tan involucrada está
Colomba en esto?
─
Mucho, madre ─ respondió Sofía. ─ Y no te gustará lo que voy a decirte…
─
Te escucho…─ instó Alicia Subercaseaux.
La
Arquitecta fue narrando lo sucedido ese día en la obra a su madre. Y ésta
escuchó atentamente cada una de las palabras que su hija le decía. Estuvieron
al teléfono por espacio de 30 minutos conversando.
─
A tu regreso a casa haremos una reunión con la familia ─ indicó Alicia. ─ Yo
misma me ocuparé de hablar con los abogados.
─
De acuerdo, madre ─ convino Sofía. ─ Yo me quedaré dos días más para conocer a
los padres de mi Flo y solicitar su consentimiento a nuestro noviazgo y futuro
compromiso.
─
Hazles una invitación para que vengan a nuestro hogar y ponernos de acuerdo en
la fecha de su unión ─ acordó Alicia. ─ Es importante que a Florencia, se le dé el
lugar que se merece en nuestra familia.
─
Sabes, madre. Hablaré con Mariela y le plantearé hacer una boda doble ─ confesó
Sofía. ─ estoy segura que ahora que ya está divorciada será cuestión de meses
para proponerle matrimonio a Carla.
─
Muy buena idea hija mía ─ concordó Alicia ─ Ambas han sufrido mucho y merecen
ser felices. Y que mejor manera de comenzar una nueva etapa con el amor de sus
vidas que con el apoyo de las familias en su compromiso y boda.
─
En nombre de Flo y mío te agradezco madre por tu apoyo ─ mencionó emocionada
Sofía.
─
Mi querida Sofí, es nuestro deber como padres apoyar a sus hijos en los
momentos más importantes ─ expuso Alicia. ─ Además, que para mí es un honor que
una chica como Florencia forme parte de nuestra familia. Desde el día que nos
la presentaste que ella me agradó mucho y tengo un cariño especial por su
persona. Y saber que te ama sin condiciones y solo por ser tú, es lo que más me
llena de dicha.
─
Mi Flo, es una mujer sencilla y sin prejuicios ─ acotó feliz Sofía.
─
Así es, hija mía ─ convino su madre. ─ ahora te dejo para que disfrutes del
tiempo con tu pareja y sus padres. Yo hablaré con tu padre ahora. Nos vemos a
tu regreso.
─
Nos vemos, mamá ─ se despidió Sofía y cortó la llamada.
Dejo
el aparato sobre el comodín y tras ver la hora en el reloj de pared. Se fue en
dirección del baño para darse una ducha rápida y ponerse de acuerdo con
Mariela. No quiso despertar a Florencia
y la dejo descansar un poco más.
Al
cabo de unos minutos ya estaba vestida con nuevas ropas y salía del cuarto sin hacer
el menor ruido posible.
Tras
tocar a la puerta del cuarto de las chicas, Carla, fue quién le abrió la puerta
e indicarle que Mariela, estaba durmiendo. Ambas se pusieron de acuerdo en una
hora determinada para juntarse almorzar y aprovechar el resto de la tarde para
conocer la ciudad y visitar a los familiares de ambas parejas.
Retornó
a su dormitorio y fue ahí, que decidió despertar a su pareja con suaves besitos que depositó en el rostro
de la joven.
─
¡Sofí! ─ murmuró somnolienta Flo. ─ ¿sucede algo?
─
Sí, cariño ─ respondió Sofía. ─ debemos aprovechar al máximo nuestra estadía
acá. Nos reuniéremos con las chicas para almorzar y luego, visitaremos a tus
padres y pedirles formalmente su consentimiento en que seas mi novia.
─
¿Estás lista para conocerlos? ─ inquirió Florencia, viendo en la retina de los
ojos de su pareja, su verdad.
─
Te confieso que tengo cierta ansiedad, pero es propia de la primera vez en que
conoces a la familia de tu pareja ─ mencionó la Arquitecta.
─
Comprendo ─ dijo Flo algo curiosa. ─ Pero, Sofí, ¿está no es tu primera vez que
debes enfrentar esta situación?
─
Jajaja ─ bromeó de buena gana ésta, ante la pregunta y los ojos indagatorios de
su pareja. ─ Claro que no lo es y aunque ya pasé por esto; no significa que no
deje de sentir esa sensación porque son otros los padres de mi pareja y no sé
con cómo me verán ellos. Tengo curiosidad de ver qué piensan mis futuros
suegros.
─
¿Suegros? ─ interrogó sin pensar en la pregunta tan obvia, la joven Villar.
─
Por supuestos que suegros ─ contestó firmemente Sofía y algo descolocada por el
cuestionamiento. ─ Acaso piensa, señorita Villar que estoy contigo solo por una
aventura nada más.
─
¿Eh? ─ exclamó con estupor Florencia y sacudió su cabeza en forma de negación. ─
Claro que no. Es que… Yo…Bueno…pensé que era…
─
¡Imposible casarse! ─ interrumpió Sofía.
─
Exacto ─ respondió Florencia.
─
Hasta hace muy poco era una cosa simbólica nada más ─ expuso Sofía. ─ Ahora,
tenemos un decreto de ley que nos permite estar legalmente unidos con nuestro
ser amados y salvaguardar sus derechos como cualquier pareja.
─
Lo había olvidado ─ mencionó Flo. ─ Es que no estoy tan pendiente de la
normativa que sale. Salvo que sea de interés laboral.
─
Lo bueno es que yo si estoy al tanto por las dos ─ acotó pícara Sofía, mientras
sacaba en brazos a su pareja y la llevaba al baño. ─ Y usted mi preciosa
constructora hágase a la idea que no pasa de este año para unirnos ante la ley.
─
¡Yap! ─ murmuró encantada Florencia, recostando su cabeza en el hombro de su
novia. ─ Ese día será el mejor día de mi vida.
─
Y el mío, cariño ─ concordó Sofía, entrando a la regadera. ─ Aunque ya vivo los
mejores días de mi vida, desde que te conocí… ¡Flopy!
La
Arquitecta, dejo que el comentario muriera en los labios de su amada porque la
acalló con los suyos en un beso que cobró la fuerza de la pasión y la ternura a
la vez.
Mucho
tiempo después en el salón del hotel. Una pareja se reunía con las
protagonistas de esta historia y entre preguntas, risas y felicitaciones,
comenzaron por disfrutar del almuerzo como de la dicha que las embargaba a las
4, después de tantos sufrimientos y malos entendidos.
─
¿Y qué pasará con Colomba? ─ preguntó Mariela, mientras subían a la camioneta
después de haber almorzado e ir a otro sector de la ciudad a conocer a los
parientes de sus respectivas parejas.
─
Es bien sabido que como pecas, pagas ─ mencionó seria Sofía, al sentarse al
lado opuesto del conductor. ─ Ahora conocerá el anverso de la moneda y te
aseguro que no le va a gustar.
─
¡Ya veo! ─ señaló Mariela, que no mostraba sorpresa alguna con lo dicho e
intuía lo que se vendría para la cuñada de su socia y solo apretó las manos al volante.
─ Lamentablemente ella se lo buscó.
─
Exacto ─ fue lo que masculló entre dientes Sofía, viendo por el retrovisor
directo con unos ojos negros que centellaron al instante.
Se
guardó silencio abruptamente y unas miradas se cruzaron entre sí…Los ojos de
Carla, buscaron los de su mejor amiga y vieron aquellos ojos negros bajar la
mirada apenada y avergonzada a la vez.
Posó
su mano sobre el hombro de la chica y quiso animarla de ese modo, puesto que
sabía que las palabras estaban demás en esa ocasión y la decisión había sido
tomada por Sofía y nada se podía hacer ya.
Mientras
tanto en Santiago…
Una
persona contesta el móvil que estaba timbrando desde hace un rato…
─
Madre… ─ fue la respuesta de una voz varonil, que estaba de pie frente al
ventanal de su casa observando a la distancia como sus hijos y su mujer, jugaban
en el jardín.
No
hagas lo que no deseas que te hagan. Un viejo proverbio que es tan antiguo como
la humanidad y que encierra una gran verdad de vida. Todo se devuelve tarde o
temprano. Has que tus acciones sean prosperas y buenas para no recibir de
vueltas algo podrido y doloroso.
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