mujer y ave

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viernes, 25 de diciembre de 2015

Confesiones.


Un nuevo amanecer, capítulo 13.

─ ¿Y bien? ─ fue la pregunta formulada por Sofía, tras cerrar la puerta detrás de sí.
─ So…fí ─ balbuceó algo atolondrada Florencia, girándose lentamente para ver a su novia.
─ Flo, ¿qué fue lo te dijo mi cuñada? ─ inquirió la Arquitecta acercándose más a ella.
─ ¿Cómo sabes que es tu cuñada? ─ respondió Flo, con otra pregunta.


─ Cariño, estoy al tanto que Colomba, fue a visitarte a la obra a primera hora y después de eso, dejaste todo votado e incluso huiste de mí ─ confrontó Sofía, calmadamente pero con una mirada muy penetrante y tomando su rostro entra las manos. ─ Necesito que seas muy sincera conmigo y no te guardes nada de lo que esa mujer te haya dicho. Quiero la verdad de lo qué sucedió esa mañana.
─ Es algo que no va a gustarte Sofía ─ señaló Florencia ─ Ella es tu pariente y del mundo que tu vienes, la familia es muy importante y no lo que pueda decir una desconocida. Será su palabra contra la mía.
─ ¡Um! ─ exclamó ésta, que no desconocía y refutaba lo dicho por su novia. ─ Crecí con los valores y principios que mis padres nos inculcaron y la familia es algo muy sagrado para todos nosotros. No obstante a ello, permíteme recordarte Flo, que tú ahora formas parte de esta familia y tu palabra y sentir valen e importan mucho para mí.
─ Pero Sofí, ella es tu cuñada ─ refutó Florencia perturbada porque le tocaba exponer cosas que eran desagradables.
─ Sí, pero tú eres mi novia y estás por sobre ella ─ aclaró Sofía, cogió de la mano a su pareja y la sentó de una sobre la cama para luego, acomodarse a su lado. ─ No esquives más este asunto, por muy incómodo que pueda resultarte.

Florencia, agachó la cabeza en forma inconsciente y es que le daba algo de pavor; y comprobar lo dicho por Colomba y por más que la amase, la familia y el qué dirá una sociedad es devastador para algunas personas, que se rigen por ello y dejar de lados costumbres antiguas e implacables muchas veces, trayendo como consecuencia el aislamiento severo y pérdida de muchas cosas entre las cuales están: el saludo, relación comercial, profesional y la desvinculación a ciertos placeres y membrecías que se puedan tener en clubes o centros recreativos, etc.…

─ Cariño ─ instó Sofía, acariciando sus manos e infundir confianza a su pareja. ─ habla por favor.
─ Sofí ─ murmuró algo apabullada Florencia, le estaba costando una enormidad poder dejar salir esas emociones de aquel día.
─ Confía en mí ─ imploró Sofía ─ no debes temer. Yo no dejaré que ella vuelva acercarse a ti.
─ Sofía ─ dijo la joven Villar, y se levantó de golpe, dejando perpleja a su novia. ─ Por primera vez en mi vida; me está costando buscar las palabras apropiadas para no caer en la vulgaridad o resentimiento que pueda inspirarme tu cuñada.

La Arquitecta Almagro, tras oír aquello de inmediato supo que el tema era más delicado de lo que suponía; ya que Florencia; por su forma de ser jamás se expresaría de eso modo de persona alguna y para que ella, llegase a tomarse la molestia de no querer mostrarse rencorosa al extremo; es porque lo sucedido esa mañana en la obra fue mayor.

─ ¿Qué sucedió realmente esa mañana? ─ inquirió tajantemente Sofía, dejando ver su inquietud en su rostro como también su determinación que no dejaría el tema sin tener respuestas.

Florencia, tragó en seco al comprobar aquella mirada y es que en el poco tiempo que llevaban juntas, jamás había visto esa faceta en Sofía y temía lo que podría suceder después de escuchar todo lo que tenía que decir.
«No puedo evitar angustiarme. Y es que nunca la he visto tan molesta como hoy» fugas pensamientos de la joven Villar, ante la mirada de su novia.

─ ¡Florencia! ─ llamó Sofía.
─ ¿Sí? ─ indagó ésta, saliendo abruptamente de sus cavilaciones.
─ Estoy esperando a que me digas lo que sucedió entre tú y Colomba ─ Demandó sin rodeos Sofía, cruzando sus brazos a la altura de su pecho.
─ Bien ─ comenzó por decir Florencia y a pasearse por la habitación pues los nervios estaban jugando un rol muy importante a esas alturas. ─ Yo no sé que tanto conozcas a tu cuñada, pero te puedo asegurar que no es la misma mujer que al menos yo vi cuando me presentaron con ella en casa de tus padres.
─ Entonces me gustaría que me dijeses quién es realmente Colomba ─ instó sin titubeos e interrumpiendo Sofía. ─ Por favor, prosigue.

Las manos de Flo, sintieron una humedad nacer desde su centro y para aliviar esa ansiedad, se cerraban y abrían para quitar esa sudoración y mitigar de algún modo esos nervios…

─ Ese día Colomba, vino con un solo propósito en su mente ─ mencionó con dificultad Florencia. ─ Y no era otro que me alejará de tu vida por tu propio bien y el buen nombre de tu familia.
─ ¿El buen nombre de mi familia? ─ indagó con suma curiosidad Sofía, alzando una ceja en forma inquisitiva.
─ Tu cuñada me advirtió que la reputación de tus padres como hermanos se vería afectada severamente si nuestra relación continuaba ─ expuso Florencia ─ Que era muy difícil que la clase social en que ustedes se desenvolvían, pudiesen aceptar que una de las mujeres más connotadas en el área de la construcción e hija de una de las familias más antiguas y poderosas de Santiago, estuviese involucrada sentimentalmente con una mujer. Que se vería mal visto por sus conocidos, socios, clientes e inversionistas, trayendo desprestigio a la familia Almagro.

Esa mañana, ella fue muy enfática en decirme que tarde o temprano tú te resentirías por un hecho así; y que sería tu familia la que te pediría que hicieras algo al respecto y no ser perjudicados por una relación insana y aberrante como la nuestra.

Colomba, aseguró que tus padres como el resto de la familia estaba en desacuerdo con nuestra relación y que no dijeron nada al respecto por educación y respeto a ti. Que todos estaban conscientes que era una novedad en tu vida producto de la dolorosa pérdida de tu esposo y que estaban agradecidos de que hubieses salido de esta etapa y que por ello, aceptaron recibirme en tu hogar.

Sin embargo, era cuestión de tiempo de que te percataras de tu error y te aburrieses de esta relación y que buscarías la forma más educada de terminarla, procurando mi futuro de algún modo y así, recompensarme por el tiempo compartido.

─ ¿Cómo fue capaz de decir tanta mentira junta? ─ interrumpió de pronto Sofía, con la molestia viva a flor de piel, pues le desagradó enterarse la forma tan ruin en cómo consiguió apartarla de la mujer que amaba.

Florencia, detuvo sus pasos en seco y ladeó un poco su cabeza para ver en dirección en la cual se encontraba su novia y lo que vio la estremeció de pies a cabeza. Haciendo realidad sus temores y es que a esas alturas la Arquitecta Almagro, era una hoguera de rabia contenida a punto de estallar y cobraría muy pronto su revancha.

─ Sofía ─ exclamó algo temerosa Florencia y devolvió sus pasos hasta donde se encontraba ésta y tomó sus manos entre las suyas para calmarla de algún modo. ─ Es por esto que no deseaba hablar del tema, porque sabía que te haría mal.
─ ¿Y escogiste huir de mí para no lastimarme con lo que dijo la idiota de mi cuñada? ─ encaró Sofía, en cuyos ojos azules se podía apreciar el dolor y la molestia. Era tan fría y dura su mirada que calaba hasta lo más hondo del corazón. ─ ¿por qué no acudiste a mí y permitiste que ella se saliera con la suya?
─ Sofí…yo…─ vacilaba Florencia, le dolía ver esa mirada y el reclamo de parte de su pareja, pero tenía todo el derecho.
─ ¡Por Dios, Florencia! ─ exclamó Sofía dolida ─ Soy tu novia. Podías haber confiado más en mí. Darme el derecho a la duda y no dejar que una imbécil como Colomba, se interpusiera entre nosotras. ¿Cómo construiremos una familia, un hogar, si no hay confianza? Dime, Flo… ¿Por qué huiste de mí de ese modo?
─ Sofí…─ Balbuceó ella, pasando sus dedos por el contorno del rostro de la Arquitecta. ─ Lo siento tanto, haber escapado de ti de esa forma. Pero créeme que en ese momento me cegué por los miedos como nunca antes en mi vida.
─ ¿Y no te detuviste a pensar en cómo me sentiría yo? ─ indagó con tristeza Sofía, dejando que esa caricia confortará su alma.
─ No ─ fue la respuesta de Florencia ─ No me detuve a pensar en tus sentimientos. Sólo pensé que sería mejor para ti alejarme y evitar que te decepcionarás con el tiempo de mí.
─ Me has dado un motivo para hacerlo en esta ocasión, Florencia ─ refutó Sofía con toda honestidad. ─ Con tu huida me has dejado claro que no confías en mí y es algo que me lastima en cierto modo. Y sin embargo, todos  cometemos errores y tenemos derecho a rectificar las cosas y es por ello, que vine tras de ti para darte esa oportunidad de aclarar las cosas y juntas buscar una solución a este mal entendido que provocó mi cuñada.

Las pupilas de Villar, se dilataron mucho al escuchar las impresiones de su novia y tomo conciencia que había cometido la mayor de las idioteces al marcharse de ese modo y negar el derecho de defenderse de las acusaciones de Colomba Peters.

─ Al escucharte, comprendo que actué mal y me siento muy avergonzada de mi conducta ─ evidenció Florencia, que se alejó de su novia y retrocedió lo bastante como para marcharse hacia otro sector de la habitación. ─ No puedo deshacer mis actos, pero si puedo pedirte que me disculpes por ser tan inmadura y no pensar en tus sentimientos. Aunque no es bueno darse por vencido antes de tiempo, yo comprendería que desees terminar conmigo dado que te defraudé y sería lo más lógico después de todo.
─ Nada de eso, Florencia ─ rebatió en el acto Sofía, que la alcanzó a sujetar de la muñeca y la apegándola a su cuerpo. ─ ¿Te has vuelto loca?, ¿crees que vine hasta aquí para terminar contigo por los dichos de Colomba? Déjame decirte cariño, que ni todas las mentiras o patrañas de mi cuñada conseguirán que deje de amarte o de por terminada mi relación contigo.

Yo no soy ninguna adolecente insegura o que las personas manipulen a su antojo. Soy una mujer madura y que sé muy bien lo que quiero de mi misma, de la vida y de las personas. Llevo muy bien puesto mis 33 años en este mundo y harán falta muchas Colomba, para que llegue a dudar de ti y de tus sentimientos.

Ya te dije que este mal entendido no será suficiente para que te deje ir de mi vida así como así. Y la diferencia de edad que existe entre ambas tampoco será motivo para ello, porque estoy segura y apostaría mi fortuna a qué esa infeliz lo utilizó en tu contra y fue una de los motivos de tu alejamiento o ¿me equivocó? ─ finalizó sus descargos Sofía, hurgando con desesperación en los ojos negros de su novia.

─ No ─ fue la escueta respuesta de Florencia, que tragaba a duras penas ante la intimidante mirada de su pareja.
─ ¿Y piensas que por ello voy a darle en el gusto a Colomba? ─ preguntó de frentón Sofía.
─ Yo…No lo sé ─ se defendió Florencia, mordiéndose el labio inferior ─ es algo que no decido yo. Tú eres la única que puede decidir.
─ Me alegro que me des el crédito cariño mío ─ soltó algo mordaz Sofía y levantando el rostro de la muchacha para que la viese a la cara. ─ Porque voy a aclararte de inmediato que jamás consentiré que una mujer como Colomba Peters, manipule mi vida y menos me aleje de la mujer que amo y aunque pierda todo lo que tengo, no será suficiente porque Dios me dio dos buenas manos para trabajar e inteligencia para ganarme la vida. Por lo que destierra de tus pensamientos lo que te dijo esa mujer porque no te voy a dejar aunque el mundo se esté cayendo delante de mí.
─ Sofía ─ interrumpió Flo. ─ no digas eso. Has luchado mucho por todo lo que tienes y no debes perderlo por nadie y mucho menos por mí.
─ ¡A ver Florencia! ─ exclamó con disgusto Sofía, tomando con ambas manos el rostro de la chica. ─ veo que no consigues entenderlo por lo visto. Tú eres lo más hermoso y valioso que tengo en esta vida y estás por sobre todas las cosas. Llámese familia, dinero, negocios, poder y estatus social. No puedes entender que te amo y que por ti, estoy dispuesta a enfrentarlo todo y a todos y me importa un bledo lo que piensen en este momento de mí y nuestra relación. Lo único relevante es lo que tú piensas y sientes por mí. Metete bien eso en tu cabecita. Eres tú a quién amo y con quién deseo compartir el resto de mi vida ¿lo entiendes ahora cariño?

Aquellas palabras dichas con tal vehemencia, consiguieron el impacto definitivo en la mente como en el corazón de Florencia y prueba de ello, fue que gruesas lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas por la emoción de saberse la mujer más amada de todas y afortunada también.

─ Sofí… ─ susurró Florencia, dejando caer su rostro sobre el de la Arquitecta suavemente y la congoja pudo más porque fue incapaz de seguir hablando.
─ ¡Cariño! ─ murmuró Sofía, enternecida con su pareja al punto de abrazarla fuertemente y confortar su corazón. Después de todo era una mujer muy joven y tenía mucho que aprender.

Permanecieron por varios minutos solo abrazadas sin pronunciar palabra alguna entre ellas. Ambas sabían que aún restaban cosas por aclarar y eso lo tenía más que claro Sofía, pues intuía que no bastaba que la diferencia de edad entre ellas fuese motivo para que su novia haya salido huyendo de esa forma. Le daría un poco más de tiempo para reponerse y luego de ello, proseguiría hasta las últimas consecuencias. Quería saber absolutamente todo e iba a desenmascarar a su cuñada de una vez por todas.

Poco le importaba a esas alturas el infierno que se desataría en casa de su hermano, una vez que se supiese toda la verdad y las inclinaciones de Colomba. Ella se entrometió con lo más valioso para la Arquitecta, que sea dicho de paso ya tenía bastante con la pelea con sus suegros como tener que soportar las bajezas de su cuñada.

« No debiste entrometerte con lo que más amo y pagarás bien caro tu atrevimiento» intenciones bien oscuras se proyectaron en la mente de la Arquitecta Almagro.

─ ¿Ya estás mejor cariño? ─ preguntó Sofía tras uno breves segundos más y sentir la respiración acompasada de su novia, que le advertía que todo estaba en calma.
─ Sí ─ respondió Flo, acurrucándose un poco más en pecho de su pareja.
─ Cariño ─ llamó Sofía, rompiendo el abrazo entre ambas.
─ Dime ─ dijo Florencia.
─ ¿Hay algo más qué deba saber? ─ inquirió de inmediato Sofía, viéndola fijamente.
─ Tal vez debería mentirte y decirte que no para dejar este asunto hasta aquí ─ confesó valientemente Florencia ─ pero no puedo hacer eso porque va en contra de mis principios y mi respeto hacia a ti, aunque haya defraudado tu confianza con mi huida. No voy a continuar con ese camino.
─ Aunque lo hubieses hecho, te hubiera descubierto fácilmente cariño ─ expuso enseguida Sofía─ por la sencilla razón de que tú eres muy trasparente en tus actos como pensamientos y he llegado a conocer muy bien esa faceta tuya. Y no sabes el gusto que me da tu franqueza. Son una de las tantas cualidades que me enamoraron de ti.
─ Sofí ─ balbuceó Flo, algo avergonzada ─ ¿Sigues creyendo en mí?
─ Por supuesto que sí y no he dejado de hacerlo en todo este tiempo, que sea de paso son muy pocos meses juntas. ─ afirmó con vehemencia ésta. ─ han sido suficientes para mí y darme cuenta de muchas cosas. Es más, te confiaría mi vida ciegamente y sin dudarlo.
─ ¡Sofí! ─ exclamó emocionada Flo que se lanzó de lleno en sus brazos nuevamente. ─ Lamento mucho haber escapado de ti. No lo volveré hacer nunca más. Lo prometo.
─ Lo sé, cariño ─ señaló la Arquitecta, acariciando su espalda delicadamente ─ Como dije, todos cometemos errores y aprendemos de ellos y estoy segura que cumplirás tu promesa. Confío plenamente en ti. Ahora, mi hermosa mujer continuemos con nuestra plática termina por decirme qué más hizo o dijo Colomba.

Ahora fue el turno de la joven Villar de desprenderse de los brazos de su novia y tomar una pequeña distancia entre ellas para retomar su conversación. Tomó de la mano a su compañera y la depositó nuevamente en la cama y se apartó unos cuantos pasos de ella. Aspiró profundamente y se dio ánimos mentales para proseguir con esa desagradable conversación.

─ Sofí ─ retomó el tema Florencia, sobando sus manos ─ Hay una razón más y es el motivo por el que me aleje de tu vida. Y me cuesta decirlo porque es muy delicado y quizás poco creíble.
─ Por favor, cariño ─ instó Sofía dándole valor a su novia ─ confía en mí, que yo sí creeré en lo que me digas.
─ Co…Colomba ─ trató de decir entre nervios Flo, para luego proseguir. ─ Tú cuñada…Ella…
─ ¿Sí? ─ apremió sutilmente Sofía ─ ¿qué dijo ella?
─ No fue lo que dijo ─ soltó sin más Florencia, apretando sus puños fuertemente ─ sino lo que intentó hacer…Ella me extorsionó para que te dejará definitivamente.
─ ¡¿Cómo?! ─ fue la pregunta que brotó de los labios de la Arquitecta, que reflejaba confusión y perplejidad a la vez. ─ ¿que ella hizo qué?
─ Colomba…me ofreció dinero para que me fuera de tu vida ─ develó por fin, Florencia.
─ ¿Qué estás diciendo? ─ inquirió Sofía con un tono amenazante y de golpe se levantó de la cama y acortó la distancia entre ellas. ─ ¡Repíteme lo que acabas de decir!
─ Sofí, yo no estoy mintiendo ─ se defendió asustada Flo, le dio pavor su tono de voz y el agarré brusco con que la sostenía de sus brazos.
─ No estoy diciendo lo contrario, Florencia ─ rebatió seca Sofía y el agarre se intensificó más inconscientemente. ─ solo te estoy pidiendo que me repitas nada más.
─ ¡Sofí, me lastimas! ─ Se quejó Florencia al hacerle doler su brazo.

Aquella suplica nacida del miedo como del dolor, consiguió su objetivo e hizo que la Arquitecta tomará conciencia de lo que estaba haciendo. Y en forma autómata bajo su mirada a los brazos de la chica y vio la presión excesiva que estaba haciendo con la muchacha. Sus ojos azules se abrieron como platos y de inmediato aflojó la presión de su mano.

─ ¡Lo siento mucho cariño! ─ Se disculpó Sofía ─ Fue una reacción irracional de mi parte y no era contigo que me descargase de ese modo. ¡Discúlpame amor!
─ ¡Está bien, Sofí! ─ señaló Flo, que aduras penas conseguí tranquilizarse y al ver la mirada avergonzada de su novia, instintivamente la envolvió entre sus brazos y fue ella, quién la confortó esta vez.
─ Cariño, no fue mi intención lastimarte ─ murmuró compungida Sofía con la garganta algo apretada del dolor de haber lastimado a su pareja. ─ Es que no di crédito a lo que mis oídos habían escuchado sobre Colomba. ¿Cómo pudo hacer una bajeza como esa?
─ Tu cuñada piensa que las personas de clase social baja tienen un precio y pueden ser compradas fácilmente por sus carencias materiales ─ señaló francamente Flo, sin olvidarse de lo que había vivido con Colomba.
─ Disculpa mi insistencia, cariño ─ suplicó Sofía ─ pero necesito que me digas con detalles lo que te ofreció Colomba ese día.
Florencia, de cierta forma comprendió la insistencia de su novia al querer saber hasta dónde fue capaz de llegar a una mujer que se considera miembro de la familia más unida y ver que las deducciones de Mariela como Casandra estaban bien arraigadas, solo significaban que ella no se percató nunca de las intenciones de la que es su cuñada.

La joven constructora, hizo acopió de sus fuerzas mentales y decidió hablar sin rodeos como tampoco bajarle el perfil de lo que sucedió esa mañana…

─ Colomba al no poder convencerme de dejarte por las buenas…─ prosiguió Florencia confesando lo acaecido esa mañana en la obra…

Sofía, que nuevamente estaba sentada en el borde la cama, escuchó atenta todo lo que fue refiriendo su novia y fueron unos 20 minutos exactos donde se le dijo con lujo de detalles lo ocurrido, desde los insultos, bofetadas y hasta el chantaje de Colomba. No se reservó nada de ese día y tampoco agregó demás como exageró lo que vivió con la cuñada de la Arquitecta.

Si bien, Sofía, se hacía a la idea de algunas cosas que pudiese haber dicho su loca cuñada; dado a que ella esa noche en casa de sus padres también le tocó sufrir los descargos de Colomba.  No obstante, jamás se le pasó por la cabeza que pudiese involucrar a sus padres y hermanos  para encubrir sus mentiras y mucho menos que pretendiera comprar con dinero a su novia para que la dejase sin más.

Ahora podía hacer a la idea el motivo que había llevado a Florencia a huir de ese modo y a pesar de estar sintiendo emociones encontradas en su fuero interno. Valoraba de sobre manera el proceder de su mujer al no aceptar el burdo chantaje que le ofreciera su cuñada. Para una mujer como Sofía, acostumbrada al constante arribo social que vivía a diario en el medio en que se desenvolvía. La actitud como conducta de su novia, era lo que más la llenaba de dicha, orgullo y admiración de comprobar que era amada sin condiciones como intereses mezquinos. Aquello era algo tan valorable en estos tiempos y tan extraño de ver ya que el egoísmo estaba en aumento y primaba la ambición como la avaricia en todas las clases social.

De una cosa estaba más que segura y clara en su vida. Ella iba a proteger y cuidar del corazón de su hermosa Flo hasta el fin de sus días. Cuidaría de ese amor que la joven le profesaba e iba a velar por ella, hasta ponerla por sobre su familia y eso iba en referencia a su hermano Efraín, pues estaba consciente de que se vendrían duros momentos en la familia cuando se supiese toda la verdad sobre Colomba.

No permitiría que las mentiras o engaños que iba a urdir esa mujer con tal de parecer una víctima ante los ojos de la familia y buscaría el modo de difamar a Florencia a como dé lugar. Y eso jamás lo iba a consentir que levantasen acusaciones en contra de su mujer.

Sofía Almagro, era y es una mujer muy delicada, considerada y respetuosa. Alegre y jovial con muchos cercanos a ella. Además de ser una mujer muy inteligente y trabajólica empedernida. Una mujer exitosa en todo ámbito, rica, bella, profesional, culta, perseverante y una astuta empresaria. En pocas palabras era una mujer perfecta y que muchos o muchas considerarían un buen partido que no dejarían pasar.

Sin embargo, esta mujer perfecta al igual que muchas personas, tiene sus debilidades y Sofía, tenía su defecto y era su lado más oscuro. El hacerla enojar, cosa que costaba mucho conseguirlo de buenas a primeras, pero una vez hecho, despídete del mundo o sale huyendo porque te dará la mayor de las guerras o palizas de tu vida, pues argumentos y herramientas no le faltaban. Lo tenía todo para darte la lección de tu vida. Y es que con ella no debes meterte y menos tenerla de enemiga.

Si bien tuvo mucha más paciencia de la que suponía con sus suegros y la desagradable reunión en casa de ellos. Esta vez, Colomba, rebasó todos los límites imaginables y consiguió enfurecer del todo a la Arquitecta e iba a ser más que implacable con ella, sería intransigente hasta las últimas consecuencias.

─ ¡Sofí! ─ llamó una vez más Florencia, que era su tercer intento de captar la atención de su novia y le preocupaba de sobre manera lo que estaba viendo.
─ ¡Disculpa! ─ exclamó Sofía, cuyos ojos centelleaban en forma asesina. ─ Dime.
─ ¿Estás bien? ─ preguntó inquieta Florencia. Sin atreverse acercarse.
─ ¿Por qué lo preguntas? ─ evadió la interrogación Sofía.
─ Sofí, me preocupas ─ señaló con sinceridad Flo. ─ Tu rostro me dice que no estás nada bien y me da miedo lo que puedas llegar hacerle a Colomba.

Ese último detalle, fue el que gatilló la confusión en la Arquitecta y levantó el semblante de golpe y clavó sus ojos azules en su pareja, sin comprender sus dichos del todo.

─ Cariño ¿por qué tienes que tener consideración con una mujer que no solo te humilló sino que te rebajó demasiado? ─ inquirió Sofía, cuya mandíbula estaba desencajada por el enojo que la consumía en esos momentos.
─ No es solo por Colomba ─ admitió Florencia, arrodillándose frente a su novia y tomando sus manos entre las suyas. ─ Sino por ti, Sofía. Eres quién más me preocupa en estos instantes. Tú eres una esplendida mujer, de un hermoso corazón y que a pesar de estar disgustada con tu cuñada. No debes ni puedes llenarte de tanto resentimiento porque ensucias tu aura, haces sufrir a tu corazón y te lastimarás tarde o temprano con ese nivel de enojo.

En la vida todo lo que hacemos nos rebota para bien o para mal. En el lugar en que nací usamos la ley del campesino para medir nuestras acciones y tú sabes que todo lo que siembres lo harás de cosechar el doble junto a los tuyos. A los seres qué más quieres.

No te hagas esto a ti misma, no te lastimes de este modo porque la ley del universo nos afecta a todos por igual y tú no has nacido ni venido a este mundo para odiar ni sufrir, solo debes procurar ser feliz con lo que eres y tienes y buscar atesorar los buenos momentos.

No dejes que las acciones de Colomba, te priven de los afectos de tu familia o los mermen por el egoísmo de una mujer que no sabe nada de la vida y que solo piensa que el dinero y prestigio social lo son todo en la vida ─ finalizó Florencia, viéndola con ojos de amor y suplica en su mirada. ─ Permíteme llenar tu corazón con mi amor y así, liberarte de esas cadenas de rencor.

Si Salomón existiese en estos tiempos, hubiese concordado plenamente con la joven Villar y la hubiese ensalzado por el nivel de sabiduría y compasión que debe tener un ser humano que fue hecho a imagen y semejanza de Dios.

Esas palabras unidas a esa bondad y amor, las que hicieron mella en el corazón de la Arquitecta y lo trastocaron de un modo especial. Y es que de golpe todo el enojo y lo contraído que se hallaba su corazón, desapareció como arte de magia y respiró tan aliviada como si una pluma fuese. Era increíble sentirse liberada de esa cadena que es el odio y más si esa gran ayuda provenía de tu ser amado.

─ ¡Y después dices que no entiendes porque los demás te ven en forma especial! ─ susurró Sofía en el oído de su mujer, mientras la estrecha entre sus brazos. ─ ¡Mil gracias amor!
─ Yo no podía dejar que sufrieras por causa de ella ─ mencionó humildemente Florencia. ─ No soy quién para juzgar a tu cuñada, pero si sé que soy tu novia y voy a procurarte en todo momento.
─ No sabes lo bien que me haces con tus acciones ─ confesó Sofía ─ y la falta que me has hecho estos dos días. No vuelvas a dejarme nunca más, por favor.
─  Lo prometo, Sofí ─ consintió Flo ─ me quedaré siempre a tu lado.
─ Yo también me comprometo a no vengarme de Colomba ─ aseguró Sofía con convicción de lo que iba a hacer. ─ Pero, no quita que mi familia tenga derecho a saber la verdad y sean ellos, quién decidan qué hacer con ella. En especial mi hermano Efraín.
─ Será como tu digas, Sofí ─ apoyó Florencia. ─ Solo quiero pedirte que cuando visites a tus padres y ella esté presente, no me hagas acompañarte.
─ Mi Flo, no puedo hacer eso ─ explicó ésta ─ No quiero que tú te escondas como si fuese una criminal. Tú no has hecho nada malo y es Colomba, la que debe de hacerlo por vergüenza o lo que sea. Sé valiente cariño y no le permitas tú, que ella gane en ese aspecto.

Tras meditar unos instantes a lo dicho por su pareja…

─ De acuerdo, Sofí ─ convino Flo ─ te acompañaré a casa de tus padres o cualquier reunión que se encuentre tu familia.
─ Gracias, cariño ─ murmuró feliz Sofía ─ Siempre con la frente en alto amor. Tú vales más que nadie y muchas no te llegan ni a los tobillos.
─ Sofí ─ susurró avergonzada Florencia, bajando su cabeza hacia el piso.
─ Cariño, no te avergüences de lo que eres ─ expuso la Arquitecta ─ Sabes que estoy diciendo la verdad y siéntete orgullosa de ti misma, porque eres una extraordinaria mujer y única.
─ Soy solo una mujer sencilla nada más ─ refutó Flo, rojas hasta las orejas.
─ Jajaja ─ río de buena gana Sofía, admirada de su mujer ─ Se nota que los halagos y cumplidos no van contigo cariño. Deberé trabajar arduamente en ese amor propio tuyo, aunque me fascine y derrita tu forma de ser, debes hacerte fuerte y tener un alto concepto de ti misma, si quieres triunfar en un mundo tan competitivo y machista como es el rubro de la construcción.
─ Muy machista diría yo ─ concordó Florencia, alzando su rostro y viendo a su novia. ─ En especial a las mujeres que trabajan en ello.
─ Jajaja ─ bromeó Sofía, pues sabía a quién se refería ─ ¿lo dices por Mariela?
─ ¿Eh?... ¡Mmm! ─ exclamó la joven Villar─ Sí, entre otras que he conocido por ahí.
─ Son pocas las mujeres que se arriesgan a un rubro tan duro como este, ya que se debe tener un carácter firme y sobre salir en tu trabajo. Demostrando a todos que eres más que un rostro bonito y de manos delicadas ─ Explicó Sofía, que debió lidiar por situaciones similares.
─ Ni que me lo digas ─ acotó Flo, recordando viejas vivencias ─ tus jefes solo quieren dejarte en una oficina técnica en labores administrativas porque dudan de tu capacidad para lidiar con una cuadrilla de trabajo y hacerte respetar.
─ Así es cariño ─ convino Sofía plenamente dada su experiencia ─ En la construcción se necesitan mujeres de carácter, organizadas y perfeccionistas. De lo contrario será un rubro de dominios de varones nada más y las mujeres podemos demostrar que se puede llegar muy lejos y los resultados ser la carta de presentación de cada cual. Es el objetivo de Almapric, por ello, tenemos el 30 % de nuestro personal en terreno que es femenino y cada obra cuenta con un jefe de terreno que es mujer dependiendo la especialidad.
─ Cuando entré a trabajar me di cuenta que es una de las constructoras que más emplean a mujeres ─ señaló Florencia. ─ Y el nivel de calidad es parejo entre hombres y mujeres.
─ Sin duda lo es ─ concordó Sofía. ─ Con toda seguridad te puedo decir que, Almapric, cuenta con los mejores profesionales del área y por eso soy muy selectiva a la hora de contratar personal nuevo. Tengo empleados que llevan conmigo desde sus inicios y no consiento por ningún motivo la mediocridad, en especial en las mujeres. Soy muy exigente en ese aspecto, quiero el máximo en todo. En pocas palabras; quiero un trabajador dando más que el 100 %.
─ ¡Wow! ─ exclamó inconscientemente Florencia, recordó la advertencia hecha por Mariela hace un tiempo en cuanto a las exigencias de su socia y no pudo evitar preguntar. ─ ¿Y por qué me escogiste para trabajar contigo, sin una entrevista de por medio?
─ ¡Flo!...Mi dulce Flo ─ explicó enternecida Sofía de la curiosidad de su pareja. ─ No soy la única que selecciona personal, cariño mío. No olvides que tengo dos socias y que tú fuiste entrevistada por Mariela, que no por nada es la más intransigente de las 3. Y ganarse el respeto de Sopric es mucho más sólido que ganarse un juego de azar. Además, ella accedió a esa entrevista por petición mía.
─ ¿Tuya? ─ preguntó confundida Florencia ─ Pero…Pero, tú te ibas de viaje cuando yo te conocí. ¿Por qué lo hiciste sin conocerme?
─ Por muchas razones amor ─ aclaró Sofía. ─ Cuando nos conocimos, yo no estaba pasando por un buen momento y tú lo pudiste comprobar. A pesar de ser una desconocida, hiciste lo que otros no pudieron conseguir y fue brindarme tu alegría, esperanza y optimismo desinteresadamente en la etapa más difícil que me ha tocado vivir como fue la muerte de Cristóbal.

Aquella sonrisa que me obsequiaste, le brindó una calidez tal a mi corazón que lo devolvió a la vida y tus palabras me conmovieron de tal manera, que conseguiste sacarme de esa oscuridad que estaba atravesando.

Cuando te alejaste en busca de Mariela, le envié un mensaje de texto a mi socia y le exigí una oportunidad para ti y me avisará en cuanto fueras contratada.

En los 3 meses que estuve en el extranjero, no deje de pensar en ti y constantemente venían a mi mente el recuerdo de tus palabras justo cuando la tristeza volvía a invadirme. Te convertiste en mi cable a tierra y mi esperanza a diario.

En ese aspecto, deje que mi corazón hablase por sí mismo y no dejo que tú pasaras por  mi vida como si nada. El te escogió aquel día.

Otra de las razones de tu elección, fue por intuición. Siempre he tenido un sexto sentido a lo que a personas se refiere y verte ese día, luchando por una oportunidad sin saber a qué  te estabas exponiendo, me indicó que eras muy perseverante y decidida, ya que a esas alturas de nuestro encuentro cualquiera estaría cansado, abatido y frustrado de haber dejado los pies en la calle y no haber conseguido nada. Tu optimismo fue la clave ese día.

Sin mencionar que ese gesto de consideración hacia un desconocido en brindarle ayuda y ser servicial dentro de lo que estaba a tu alcance, dejando a un lado tus propios intereses y tiempo para dedicarme esos breves instantes en procurarme. Dejo muy en claro la clase de persona y mujer que eres.

Lo otro te lo ganaste a pulso con tu trabajo y responsabilidad en estos meses en Almapric y no me equivoque contigo cuando presentí que serías un buen elemento para nuestra empresa con las impresiones que mencioné anteriormente.

 Yo no pondría jamás a un inexperto a cargo de una obra mía y exponerme a un desastre profesional y financiero. Siempre supe que eras un diamante en bruto que había que pulir y por eso te tome a cargo para conseguir esos objetivos.

Tuve que disputar con Casy el poder quedarme contigo y prepararte personalmente; ya que mi socia se negaba a dejarte ir. Sin mencionar que la propia Mariela, está contemplando trabajar contigo en un proyecto de estructuras metálicas de una clínica que se hará en Ñuñoa. Una vez que finalice el proyecto de Sapunar. ─ terminó de señalar Sofía con una amplia sonrisa en su rostro. ─ Ya eres muy cotizada dentro de la empresa.
─ ¡¿Mariela quiere trabajar conmigo?! ─ indagó vivamente Florencia ─ Pero… ¿ella no tiene su mano derecha que es Néstor?
─ «Néstor» ─ dijo sarcásticamente Sofía ─ Deberá volver a ganarse la confianza de Mariela y en especial la mía.
─ ¿Por qué? ─ preguntó confundida Florencia.
─ Ese hombre tuvo la desafortunada idea de presentarse a la obra el mismo día que tú te fuiste y paralizó los trabajos por cuenta propia y avisando a recursos humanos de abandono de labores de tu parte ─ explicó Sofía con disgusto. ─ Gracias al cielo que Mariela llegó justo a tiempo para que los trabajos prosiguiesen.  En lo que a mí respecta, eso es deslealtad para con la empresa y una bajeza hacia un compañero; aún entendiendo que ninguna jefatura debe abandonar sus funciones sin delegar a otro la responsabilidad.
─ ¡Ya veo! ─ expresó sorprendida Florencia. ─ Es una lástima porque es un excelente profesional.
─ Así es, cariño ─ acotó Sofía ─ Pero su defecto puede más que su profesionalismo y antes que continúes defendiéndolo, quiero decirte que ya estoy al tanto de su conducta anterior contigo. Dada sus reiteradas faltas en contra del personal femenino de la empresa, decidí quitarle el respaldo y mantenerlo en labores administrativas y bodega nada más.
─ Sofí… ¿no es demasiado? ─ inquirió la joven Villar.
─ Por el contrario es justo lo que necesita para comportarse con sus colegas de trabajo ─ aclaró una serena Sofía. ─ Esta es una empresa que trabaja en equipo y el respeto es fundamental y dado que Néstor, tiene dificultad para relacionarse con sus pares, quedará bajo las órdenes de directas de Elsa; RRHH; y Lorena, jefa de logística e inventarios. Convivirá, respirará y trabajará en un equipo de 30 mujeres a diario, por lo que espero que esto le sirva para aprender a respetar a sus compañeras. De lo contrario prescindiré de él.
─ ¿Y eso no puede ser mal visto con el personal que trabaja directo con Mariela? ─ Indagó Flo, rascando su barbilla.
─ ¡Mi vida! ¿Por qué te preocupa tanto lo que pueda suceder con personas que te agreden e intentan perjudicarte? ─ preguntó intrigada Sofía.
─ Por que no soy una persona que disfrute de la desgracia de otros, aunque sean los mismos que intenten perjudicarme como tú dices ─ respondió Florencia. ─ No se trata de aplicar la ley de Talión por todo lo que nos hagan. Intento vivir mi vida sin ataduras y sin atar a nadie a mí con mis actos.
─ Es un punto de vista bien loable de tu parte, amor ─ mencionó la Arquitecta. ─ Para tu tranquilidad, te diré que fue Mariela, que determinó aplicarle esta sanción y de paso enseñarle humildad y lealtad.
─ Comprendo ─ dijo Florencia, un poco más aliviada de saber que no fue su novia la que aplicase tal sanción; tomando en cuenta que ella es su pareja y tarde o temprano se sabrá y dará para especulaciones.
─ Ahora que ya está satisfecha tu curiosidad ─ señaló pícara Sofía, y comenzando a subir lentamente por la blusa de su novia para comenzar a desabrochar sus botones. ─ Y están aclarados los hechos; porque no nos concentramos en nosotras dado que perdimos dos días.
─ ¡Pero…Sofí! ─ protestó Florencia y con las mejillas encendidas. ─ Estamos acompañadas de las chicas que están en la habitación de al lado.
─ ¿Y? ─ inquirió seductoramente ésta, con la blusa abierta en su totalidad y acercando sus labios para besar la piel de su mujer.
─ ¡Podrían escucharnos! ─ respondió Flo, temblando ante la caricia de su novia.
─ Ellas están…─ murmuró Sofía, entre beso y lamida que prodigaba en el torso de la joven. ─ Muy ocupadas…En sus asuntos…Y…Yo…Tengo…Hambre de ti.
─ ¡So…fí! ─ exclamó entre suspiros Florencia, que se estremecía con cada caricia de su amada.
─ ¿Sí? ─ susurró ésta ante el llamado de su pareja.
─ ¡Um!... ─ fue el ahogado gemido o protesta de la joven Villar.
─ Déjate que te ame nada mas ─ masculló entre dientes Sofía, antes de apoderarse de los labios de su amante.

Una a una las ropas fueron despojadas del cuerpo de la joven constructora y entre gemidos y besos. La depositaron a lo largo del lecho al mismo tiempo que descendía unida al cuerpo de la Arquitecta. Y las caricias fueron subiendo el tono y la intensidad de éstas para dejar salir la necesidad, el deseo de amarse como si nunca antes lo hubiesen hecho.

En muy poco tiempo, fueron las ropas de la Sofía, las que yacían al costado de la cama en forma desordenada y solo la silueta de dos mujeres que se amaban con tanta pasión y a la vez ternura era lo que se observaba en esa habitación.

Beso a beso, caricia a caricia fueron entregándose hasta explotar en el éxtasis total y que las llevo a caer rendidas una en brazos de la otra y reposar unos momentos para disfrutar de la necesidad de amarse como si la vida se les fuese acabar en ese instante.

El tiempo pasa inexorablemente y las manecillas del reloj marcaban las 2 de la tarde y unos ojos azules se abren lentamente y al centrar su campo visual, la primera imagen fue la de su mujer que reposaba relajada y feliz como una niña pequeña.

─ ¡Y pensar que estuve a punto de perderte por causa de Colomba! ─ se dijo para sí, Sofía, posando su mano debajo de su barbilla y reflexionando al respecto. ─ Tendré que aclarar las cosas personalmente con ella.

Sofía, sopesó un buen rato las cosas y la promesa que le hiciera a su novia. Estaba consciente de que iba a ser un tema muy delicado de tratar con su familia y en especial con su hermano. Pero, los Almagro; jamás se ocultaban las cosas y unos a otros se apoyaban.

Tras meditar las cosas, acarició los cabellos de su pareja y decidió levantarse de la cama. No tomo la bata que estaba en la banqueta a los pies de la cama, sino tal como Dios, la echó al mundo, se paseo y fue en busca de su bolso. Sacó su celular y llamó a un número x.

─ Hija mía, dime ─ preguntó desde el otro lado de la línea Alicia. ─ ¿estás ya con tu novia?
─ Sí, madre ─ respondió Sofía ─ ya estamos juntas nuevamente y evité que entrase a la otra empresa.
─ Me alegra saberlo, Sofí ─ repuso Alicia. ─  Ahora cuéntame, ¿qué tan involucrada está Colomba en esto?
─ Mucho, madre ─ respondió Sofía. ─ Y no te gustará lo que voy a decirte…
─ Te escucho…─ instó Alicia Subercaseaux.

La Arquitecta fue narrando lo sucedido ese día en la obra a su madre. Y ésta escuchó atentamente cada una de las palabras que su hija le decía. Estuvieron al teléfono por espacio de 30 minutos conversando.

─ A tu regreso a casa haremos una reunión con la familia ─ indicó Alicia. ─ Yo misma me ocuparé de hablar con los abogados.
─ De acuerdo, madre ─ convino Sofía. ─ Yo me quedaré dos días más para conocer a los padres de mi Flo y solicitar su consentimiento a nuestro noviazgo y futuro compromiso.
─ Hazles una invitación para que vengan a nuestro hogar y ponernos de acuerdo en la fecha de su unión ─ acordó Alicia. ─   Es importante que a Florencia, se le dé el lugar que se merece en nuestra familia.
─ Sabes, madre. Hablaré con Mariela y le plantearé hacer una boda doble ─ confesó Sofía. ─ estoy segura que ahora que ya está divorciada será cuestión de meses para proponerle matrimonio a Carla.
─ Muy buena idea hija mía ─ concordó Alicia ─ Ambas han sufrido mucho y merecen ser felices. Y que mejor manera de comenzar una nueva etapa con el amor de sus vidas que con el apoyo de las familias en su compromiso y boda.
─ En nombre de Flo y mío te agradezco madre por tu apoyo ─ mencionó emocionada Sofía.
─ Mi querida Sofí, es nuestro deber como padres apoyar a sus hijos en los momentos más importantes ─ expuso Alicia. ─ Además, que para mí es un honor que una chica como Florencia forme parte de nuestra familia. Desde el día que nos la presentaste que ella me agradó mucho y tengo un cariño especial por su persona. Y saber que te ama sin condiciones y solo por ser tú, es lo que más me llena de dicha.
─ Mi Flo, es una mujer sencilla y sin prejuicios ─ acotó feliz Sofía.
─ Así es, hija mía ─ convino su madre. ─ ahora te dejo para que disfrutes del tiempo con tu pareja y sus padres. Yo hablaré con tu padre ahora. Nos vemos a tu regreso.
─ Nos vemos, mamá ─ se despidió Sofía y cortó la llamada.

Dejo el aparato sobre el comodín y tras ver la hora en el reloj de pared. Se fue en dirección del baño para darse una ducha rápida y ponerse de acuerdo con Mariela. No quiso despertar  a Florencia y la dejo descansar un poco más.

Al cabo de unos minutos ya estaba vestida con nuevas ropas y salía del cuarto sin hacer el menor ruido posible.

Tras tocar a la puerta del cuarto de las chicas, Carla, fue quién le abrió la puerta e indicarle que Mariela, estaba durmiendo. Ambas se pusieron de acuerdo en una hora determinada para juntarse almorzar y aprovechar el resto de la tarde para conocer la ciudad y visitar a los familiares de ambas parejas.

Retornó a su dormitorio y fue ahí, que decidió despertar a su pareja  con suaves besitos que depositó en el rostro de la joven.

─ ¡Sofí! ─ murmuró somnolienta Flo. ─ ¿sucede algo?
─ Sí, cariño ─ respondió Sofía. ─ debemos aprovechar al máximo nuestra estadía acá. Nos reuniéremos con las chicas para almorzar y luego, visitaremos a tus padres y pedirles formalmente su consentimiento en que seas mi novia.
─ ¿Estás lista para conocerlos? ─ inquirió Florencia, viendo en la retina de los ojos de su pareja, su verdad.
─ Te confieso que tengo cierta ansiedad, pero es propia de la primera vez en que conoces a la familia de tu pareja ─ mencionó la Arquitecta.
─ Comprendo ─ dijo Flo algo curiosa. ─ Pero, Sofí, ¿está no es tu primera vez que debes enfrentar esta situación?
─ Jajaja ─ bromeó de buena gana ésta, ante la pregunta y los ojos indagatorios de su pareja. ─ Claro que no lo es y aunque ya pasé por esto; no significa que no deje de sentir esa sensación porque son otros los padres de mi pareja y no sé con cómo me verán ellos. Tengo curiosidad de ver qué piensan mis futuros suegros.
─ ¿Suegros? ─ interrogó sin pensar en la pregunta tan obvia, la joven Villar.
─ Por supuestos que suegros ─ contestó firmemente Sofía y algo descolocada por el cuestionamiento. ─ Acaso piensa, señorita Villar que estoy contigo solo por una aventura nada más.
─ ¿Eh? ─ exclamó con estupor Florencia y sacudió su cabeza en forma de negación. ─ Claro que no. Es que… Yo…Bueno…pensé que era…
─ ¡Imposible casarse! ─ interrumpió Sofía.
─ Exacto ─ respondió Florencia.
─ Hasta hace muy poco era una cosa simbólica nada más ─ expuso Sofía. ─ Ahora, tenemos un decreto de ley que nos permite estar legalmente unidos con nuestro ser amados y salvaguardar sus derechos como cualquier pareja.
─ Lo había olvidado ─ mencionó Flo. ─ Es que no estoy tan pendiente de la normativa que sale. Salvo que sea de interés laboral.
─ Lo bueno es que yo si estoy al tanto por las dos ─ acotó pícara Sofía, mientras sacaba en brazos a su pareja y la llevaba al baño. ─ Y usted mi preciosa constructora hágase a la idea que no pasa de este año para unirnos ante la ley.
─ ¡Yap! ─ murmuró encantada Florencia, recostando su cabeza en el hombro de su novia. ─ Ese día será el mejor día de mi vida.
─ Y el mío, cariño ─ concordó Sofía, entrando a la regadera. ─ Aunque ya vivo los mejores días de mi vida, desde que te conocí… ¡Flopy!

La Arquitecta, dejo que el comentario muriera en los labios de su amada porque la acalló con los suyos en un beso que cobró la fuerza de la pasión y la ternura a la vez.

Mucho tiempo después en el salón del hotel. Una pareja se reunía con las protagonistas de esta historia y entre preguntas, risas y felicitaciones, comenzaron por disfrutar del almuerzo como de la dicha que las embargaba a las 4, después de tantos sufrimientos y malos entendidos.

─ ¿Y qué pasará con Colomba? ─ preguntó Mariela, mientras subían a la camioneta después de haber almorzado e ir a otro sector de la ciudad a conocer a los parientes de sus respectivas parejas.
─ Es bien sabido que como pecas, pagas ─ mencionó seria Sofía, al sentarse al lado opuesto del conductor. ─ Ahora conocerá el anverso de la moneda y te aseguro que no le va a gustar.
─ ¡Ya veo! ─ señaló Mariela, que no mostraba sorpresa alguna con lo dicho e intuía lo que se vendría para la cuñada de su socia y solo apretó las manos al volante. ─ Lamentablemente ella se lo buscó.
─ Exacto ─ fue lo que masculló entre dientes Sofía, viendo por el retrovisor directo con unos ojos negros que centellaron al instante.

Se guardó silencio abruptamente y unas miradas se cruzaron entre sí…Los ojos de Carla, buscaron los de su mejor amiga y vieron aquellos ojos negros bajar la mirada apenada y avergonzada  a la vez.

Posó su mano sobre el hombro de la chica y quiso animarla de ese modo, puesto que sabía que las palabras estaban demás en esa ocasión y la decisión había sido tomada por Sofía y nada se podía hacer ya.

Mientras tanto en Santiago…

Una persona contesta el móvil que estaba timbrando desde hace un rato…

─ Madre… ─ fue la respuesta de una voz varonil, que estaba de pie frente al ventanal de su casa observando a la distancia como sus hijos y su mujer, jugaban en el jardín.

No hagas lo que no deseas que te hagan. Un viejo proverbio que es tan antiguo como la humanidad y que encierra una gran verdad de vida. Todo se devuelve tarde o temprano. Has que tus acciones sean prosperas y buenas para no recibir de vueltas algo podrido y doloroso.


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